Cuando era niña, allá por los 70 y 80 del siglo pasado, mis papás compraban pinos naturales para adornarlos en Navidad. Llegaban a la casa con el cadáver fresco y oloroso de un pino mediano y había que poner el tronco del pino dentro de una lata de leche Nido de dos kilos debidamente forrada con papel de regalo sujetando el tronco con piedras medianas y tierra para que se mantenga firme por lo menos un mes. Como acto seguido mi papá ponía las lucesitas de colores con todo el cuidado del mundo, ya que por lo general había unos cuantos foquitos que se habían quemado o que necesitaban un pequeño ajuste para funcionar. Las bolas y demás adornos iban después para finalizar el adorno con la estrella de la punta del árbol. Entonces, la Navidad olía a pino y sabía a chocolate con buñuelos. La desarmada del árbol (luego de Reyes Magos) era un poco triste, porque luego de despojar al árbolito de todos los adornos, había que tirarlo a la basura, todo amarillo y seco, pero aún con el aroma intacto.
Con el paso de los años y la invasión de los productos chinos, tener un árbol de plástico se puso de moda. Era más práctico y no había que ir a buscar un pino pintudo, sino bastaba con sacar al pino navideño de su caja de cartón.
El primer árbol que tuve cuando me casé era uno que heredé de mi suegra, pero pocos años después, nos compramos un hermoso árbol un poco más grande y frondoso, que seguimos armando todos los años hasta ahora y que por lo visto nos va a acompañar muchos años más.
El tema -con árbol natural o de plástico- sigue siendo la fiaca que da desarmar la "Navidad" después de Reyes Magos. Se necesita mucha paciencia para guardar cada adorno en su cajita y desarmar el árbol rama por rama juntando las ramas por tamaños y letras para que sea fácil armarlo de nuevo cada año hasta que cobremos jubilación o tengamos media docena de nietos que vengan a festejar las Fiestas en la casa. Hace unos años bajé al sótano el arbolito entero (solo le saqué la estrella y los adornos más grandes) y me pasé el trabajo de coserle un cobertor. La subida del árbol ese fin de año fue una tortura, asi que decidimos que había nomás que desarmarlo como mandan las instrucciones en cinco idiomas.
Espero que algún día inventen un árbol navideño que se desarme solo y que los adornos y las luces LED se biodegraden en un mes para no tener que juntar paciencia, buen humor y tiempo y desarmar tanto show de amor y paz made in China.
3 comentarios:
A este paso los próximos árboles serán hologramas a los que, son un simple clic, será posible cambiar el color, los adornos e inclusive lograr que nieve sobre él.
Lo sé, lo vi en uno de mis sueños futuristas ;)
¡Buena idea! total, lo que se quiere es que se mantenga el espíritu navideño con o sin árbol de pino.
Gracias por pasar, querida.
Volviendo a leerte, saludos a todos.
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