jueves, marzo 22, 2007

DON PASTOR

Don Pastor Gabiño era un personaje entrañable en el Barrio donde vivía cuando era soltera, un barrio que originalmente se llamaba Barrio Minero en Miraflores: del Monumento a Busch (no al odioso de George, sino a Germán Busch Becerra) unas cuadras hacia la Plaza Villarroel.

Ser “Secretario de Conflictos” de los Beneméritos de la Guerra del Chaco era una de las actividades que más lo ocupaban, así que de vez en cuando se lo veía salir bien enternado y con sus dientes postizos que se notaban a kilómetros, esperando el micro H que pasaba por la esquina.

Volvía siempre con sus traguitos de más, se paraba en la misma esquina de la Guerrilleros Lanza y Honduras y empezaba a despotricar a grito pelado contra el Gobierno de turno y contra los “rateros malditos” que habían llevado al a país a la Guerra del Chaco para llenarse los bolsillos de plata.

Por lo poco que me acuerdo de lo que me contaban mi abuelo y mi papá, Don Pastor era un señor con mil oficios allá en el Centro Minero de Siglo XX, de donde eran la mayoría de los vecinos que vivían por mi cuadra originalmente. Fue peluquero, trabajaba en la maestranza, y también fue miembro activo de algún sindicato entre otras cosas. Tenía cinco hijos: el mayor era el Patricio, el Jaime (de la edad de mi papá) la Charo y la Delia (de la edad de mi tía Ruth), y la Julieta la menor. El nombre de su esposa no me acuerdo ahorita, pero era una señora un poco gordita, muy amable que siempre andaba sonriente.

Desde que tengo memoria hasta el último día en que lo vi con vida, Don Pastor era igualito: bajito, flaco, morenito, sin dientes, los ojos hundidos y los pómulos bien marcados, con poco pelo y las manos un poco deformes. Tenía una placa de metal en el cráneo, “condecoración” de la Guerra del Chaco a la que habría ido muy joven como todos los de su época. Era super ágil. Más de una vez lo vimos subir como una araña la barda de su casa y saltar hacia el otro lado porque había olvidado la llave.

Su hijo mayor Patricio, vivía en Suiza. No me acuerdo si se fue por una Beca o por que lo exiliaron durante el Gobierno de Banzer. El Patricio se llevó después a la Julieta, que nunca más volvió, y así de a poquito a todas sus hermanas, menos al Jaime que es el único que se quedó en Bolivia.

Primero falleció la esposa de Don Pastor, que estaba enferma y estaba internada en el Hospital. Según mis papás, un día que salían a la oficina vieron a la señora cruzando la calle y la saludaron. En la nochesita de ese mismo día se enteraron de que había muerto en el hospital y que desde que fue internada allí nunca salió. Se les frunció el ... alma, pues los dos juran y rejuran que la vieron.

Cuando murió Don Pastor yo ya estaba casada y esperaba no me acuerdo si a mi Rodri o a mi Sebas. En el velorio se escucharon interminables y tristes “boleros de caballería” como fondo. Murió a sus noventa y tantos gracias a sus habilidades de hombre araña y no por alguna enfermedad o de viejito.

Anoche soñé con Don Pastor Gabiño. En mis sueños estaba en las graditas de su casa, que era casi frente a mi casa, pero esta vez no despotricaba contra nadie, esta vez lloraba y recitaba a voz en cuello algunos versos de poemas al campo y a la mina. Cada cosa rara que se sueña uno.

jueves, marzo 15, 2007

DE VENDEDORES, LIMOSNEROS Y CUENTEROS

Esta oficina, más que una corredora de Reaseguros parece la Defensoría del Pueblo, la casa del anciano, el mapa del desubicado, la oreja de los cuenteros y por su puesto la casa de los vendedores de libros. Cada personaje que se aparece por aquí es alucinante. He aquí algunos de los que me acuerdo ahorita:

1. El niño vendedor de ambientadores: tiene 11 años pero es del tamaño de mi negrito que tiene 7. No sé cómo se llama porque cada que le pregunto me dice un nombre diferente, así que yo le digo José. Es de Sucre y vive aquí en Santa Cruz con su madre y uno de sus hermanos mayores, así que por la mañana vende ambientadores de todo tipo: para autos (esos arbolitos que se cuelgan en los retrovisores), otros en frasquitos de lata, algunos en spray, inciensos y una serie interminable de chucherías. Carga un "muestrario" en la mano y lo demás en su mochilita ploma que ya no da de vieja pero sirve muy bien para su propósito. A veces viene nada más para charlar o entra cuando afuera hace un calor sofocante y aquí estoy con el aire acondicionado que le encanta. Cuando estoy muy ocupada le hago señas y se va tranquilo con una sonrisa, pero me imagino que para sus adentros dice "a esta vieja desgraciada que le hace abrirme un ratingo la puerta".

2. El viejito vendedor de libros. Es un señor peruano que debe tener más de 65 años, morenito, bajito con el pelo blanco y los ojos saltones. Cuando lo veo desde lejos me voy al segundo piso hasta que se vaya porque es de los que te quiere encachufar de todo aunque sea en sesenta cuotas y una vez que le abres la puerta, ya fuiste, se te pega como melcocha y te trata de convencer que él tiene el último grito en Atlas, Biblias, Enciclopedias, El Mundo de la Naturaleza, todo siempre "últimíssssimo" a todo color, con CD, etc.

Hoy me dio risa porque me hablaba más aceleradamente que nunca (y eso que habla super rápido)
me mostraba un Atlas mundial que tenía fotos de todas las razas humanas, que describía el genoma humano y creo que hasta daba detalles de la vida ual de la chinchilla; pero por suerte ya no soy "tan fácil" últimamente, bueno en realidad es que ando medio yesca (sin mucha plata) así que no puedo darme el lujo de comprar tanta chuchería. Y bueno como les contaba, el señorsito me hablaba rápido y yo lo veía medio raro, hasta que no pudo más y se prestó el baño. Bueno, no pudo venderme nada pero por lo menos descargó sus fluidos naturales para seguir con sus ventas sin tanta urgencia.

3. La viejita de los alquileres. Esa viejita ya me llegó al huevo y ya no le doy nada. Es una señora viejita que tiene un papelito que dice que necesita para su alquiler y que no puede trabajar. Me da pena, pero el otro día el guardia me contó que solo del edificio donde trabajo se vá con más de 100 lucas ¡en una pasadita!. Como ya hay gente que le da, mejor yo paso.


4. El vendedor de libros 2.
Este es otro que cuando viene se queda a charlar y no se mueve hasta que empiezo a bostezar. Ni se mosquea cuando hablo por teléfono, me espera y sigue la charla. Luego de que solucionamos los problemas del país y que no ha logrado venderme nada, se va.


5. El vendedor de libros 3. Este es mi favorito. Es un señor beniano de bigotes, crespo, dientes maltratados, que usa unas camisas floreadas o con figuritas diversas más chillonas que las de Pedro el Escamoso. Vende libros truchos. Es otro que se queda a charlar, pero con él río como sonsa, porque según él es full intelectual. Se lee todos los libros de autoayuda que pueden haber, y otros como toda la saga del Código Da Vinci. Me fascina su acento orientalísimo. Una vez me contó que había logrado venderle el Código Da Vinci a una viuda muy católica y cuando regresó otro día para ofrecerle otros libros ella le dijo "ejtaj son cosaj de Sataná, llévese suj libringoj pa' otra parte que aquí esoj chiveríos a nadie le importan" y no le abrió nunca más la puerta.


6. Los de los cuentos.
De estos hay varios: desde los que necesitan plata para una receta médica porque les dio alguna enfermedad terminada en "itis", los niños y jovencitos que son de algún hogar de niños (y salen a pedir colaboración), los que reúnen fondos para centros de rehabilitación de drogadictos vendiendo bolígrafos, etc.

Hace un tiempo en medio de que tecleaba en mi compu y hacía unos cálculos toda apurada, casi me muero del susto cuando tenía parado frente a mi escritorio un gringo con olor a marimba (marihuana) con camisa a rayas y pantalón blanco sucio contándome el cuento de que era árabe
que le habían robado la plata y que necesitaba llamar a su familia para que le auxilien. Efectivamente tenía acento, pero tan pasado estaba que podría hablar hasta el idioma de los ángeles creo yo, tenía los ojos de huevo tibio e insisto, tenía olor a marimba. Desde ese día aseguro mi puerta.

Otro día apareció un jovencito que quería volver a Urubichá y estaba perdido, quería llegar a la Terminal de Buses a pié. Como que la oficina está bastante lejos de la Terminal.

Hoy vino un joven que estaba vendiendo calculadoras, pero como no le compré me contó la historia de que los Pacos (policías) lo habían agarrado porque pensaban que las calculadoras eran robadas y le dieron una tunda histórica, además de que le habían gritado frases insultantes. Estaba yendo al canal 13 al programa "que no me pierda" (creo que la única que se pierde ese programa soy yo) para hacer la denuncia y necesitaba plata para reponer la que había gastado en el Forense (me mostró el informe).

Y bueno, hay de todo en esta viña del señor. Todos son personajes únicos con historias personales tan diferentes que lo único que tienen (tenemos) en común es el ánimo de vivir mejor en esta ciudad pluricultural y multiétnica.

Lo que hace a esta ciudad más interesante es que de cierta forma todavía la gente es confiada. Se suele creer todavía en la palabra empeñada y en que lo que dice esta gente es verdad. Bueno, como crédula que soy y como tengo el gran defecto de que todos me dan pena, ahí voy pasando de incauta y hasta de pelotuda muchas veces. En fin, voy a extrañar eso.

martes, marzo 13, 2007

LA CIUDAD DE LOS ANILLOS

Hoy esperaba mi turno en una entrevista con la profesora del Sebas, y como por mi estado de ánimo últimamente no tenía ganas de charlar con nadie, puse en acción mi cuadernito lila, uno chiquito que entra en mi cartera y sirve para volverme invisible en ocasiones como ésta y de paso tener algo que postear en mi espacio.

Así que hice dos listas: una de las cosas que me gustan de Santa Cruz y otra de las que no me gustan.

El orden no dice nada, es solo tal cual se me ocurrió en el momento.

L
O QUE ME GUSTA DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA

Esta foto de los toborochis es de Vero del Arenal

  1. Los toborochis en otoño.
  2. El café con cuñapé y todos los horneaditos en general. * El cuñapé es un pan hecho de harina de yuca y muuucho queso al horno y los horneaditos: pan de arroz con queso, zonzo (yuca molida con queso al horno o a la leña), y un largo etcétera que merecería un post aparte.
  3. Todo lo verde del paisaje, los árboles las plantas y las flores silvestres.
  4. La gente: cariñosa, abierta y alegre
  5. Las noches calientitas pero con esa brisa deliciosa que refresca
  6. El refresco de lima y el mocochinchi helado. * Mocochinchi es una bebida de durazno seco.
  7. La tamborita *Banda de música tradicional compuesta por tambores pequeños y flautas básicamente.
  8. La Manzana 1 *En el casco viejo de la ciudad.
  9. Los anillos de la ciudad: con calles planas y anchas (cuando estoy manejando).
  10. La gente de todos los colores y sabores conviviendo en una gigantesca aldea macondiana
  11. El aire acondicionado después de haber caminado bajo el sol
  12. La piscina (aunque no sepa nadar todavía)
  13. La ropa cómoda: short, polera sin mangas y chinelas.
  14. Mis hijos con short y polerita
  15. Todos los pueblos que conozco que son llenos de naturaleza y gente hermosa
  16. Descansar en una hamaca
  17. El majadito *Comida hecha en base de arroz y carne seca, con urucú (colorante) , huevo, plátano frito.
  18. Los animalitos: pájaros, lagartijas de todo color y tamaño, bichos de toda especie
  19. Los espacios abiertos y grandes donde se respira naturaleza y libertad
  20. El aeropuerto Viru Viru
  21. Los churrascos al aire libre
  22. La forma de hablar de los cruceños: dicharacheros y llenos de "palabras agudas" y casi sin el sonido de la "s" como cuando dicen "vine a recoger a mij hijoj" nunca sé si es uno o son más, especialmente cuando no conozco a la mamá en cuestión.
  23. La soledad tan acompañada.
LO QUE NO ME GUSTA

  1. Los zapatos abiertos cuando hay que caminar en un lugar con tierra o cuando hace frío
  2. Los anillos de la ciudad: con calles planas y anchas cuando estoy a pie y no puedo cruzarlas (el otro día casi me atropella un carrito de somó).
  3. Los mosquitos odiosos, los turiros (termitas) y los chulupis (cucarachas).
  4. Los baches de las avenidas
  5. Cuando el clima es demasiado extremo: vieeeento con arena (que se te mete hasta en las encías), caloorrrrrr que te derrite hasta la conciencia, friiiió con humedad que te enfría los ánimos y la lluuuuuvia que vuelve las calles ríos intransitables.
  6. Cuando la humedad arruina las cosas como mi pelo que se pone tan esponjoso (aunque es igual de horrible en todos los climas)
  7. El asma del Sebas y las alergias del Rodri
  8. La superficialidad de los altos, rubios y que hablan inglés.
  9. Usar vestido (solo lo hago para los matriquis)
  10. Usar zapatos blancos (nunca me compré un par)
Y bueno, más adelante sabrán a qué vienen todas estas "nostalgias adelantadas". Por lo pronto confirmo lo de siempre: son más cosas buenas que malas, muchas más cosas hermosas que feas.

miércoles, marzo 07, 2007

TEMPORALMENTE FUERA DE SERVICIO

Ando temporalmente encapsulada en un montón de despelotes de toda índole: Rodrigo enfermo y con "extrañamiento crónico" léase nostalgia aguda de su padre que está en La Paz, la oficina con algunos nuevos proyectos, el auto jodido ( que no me oiga no va a querer funcionar), y cero inspiración para completar el cuadro, así que me tomo un descansito hasta (espero) la próxima semana.
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