martes, abril 29, 2008

VIAJES Y RESFRÍOS


El miércoles de la anterior semana me comunicaron en la oficina que tendría que ir a Santa Cruz.

Si bien ese fin de semana estaba con un resfrío de muerte, y pese a que mi jefe me había advertido que el viaje no iba a ser muy agradable (por lo del oído en el avión) me lancé nomás al éxito el Lunes en el último vuelo de Aerosur.

Como llegué medio indispuesta al Aeropuerto de El Alto, me tomé una pastillita antimareos y desde que me subí al avión hasta que llegamos a Santa Cruz perdí el conocimiento, dormí como una bendita pero me desperté sorda del oído derecho.

El calor me recibió como si me hubiera esperado. Yo chocha de la vida con eso de poder andar sin chompa/chalina/botas ni medias de ningún tipo. Además que siempre llego a la casa de mi tía Marta, que es una especie de SPA para mí porque me malcrían de lo lindo.

En todas las reuniones del Martes el aire acondicionado a full era una delicia, al salir de las reuniones, el calorcito daba gusto, pero (pequeño detalle) como seguía super resfriada, la madrugada del miércoles mi oído cobró factura. Eran como las tres de la madrugada y me desperté con un breve dolor de oído que se fue haciendo más y más fuerte conforme pasaban las horas. Yo que intentaba distraerme viendo tele (nada) , leyendo mi librito (nada) hasta leí Vanidades y todos los últimos chismes de las estrellas y mi oído estaba cada vez peor. Esperé a que sean las 6 de la madrugada (las tres horas más largas de mi vida) porque no quería molestar a mis tíos, que al final igual se levantaban a esa hora, así que a las 6 me fui a la clínica volando.

Como siempre en la clínica te atienden con una parsimonia única: que nombre, edad, de qué seguro eres (es lo primero que te preguntan) y yo que zapateaba de dolor de oído imaginándome la forma de poner un paquete de cohetillos en el trasero de esa recepcionista menudita y con tacones de malabarista para que por favor se apure. Luego de que me atendió el médico me pusieron dos inyectables y me pidieron que vuelva a ver al otorrinolaringólogo a media mañana. Llegué a la casa, dormí como una santa por unas dos horas y luego organicé mi mañana, pues era imposible laburar con esa sordera casi total y esa molestia del resfrío en general, como si me hubieran agarrado a patadas. Con todo eso, el Miércoles, cancelado.

El jueves y el viernes se pasaron en ir y volver de algunas reuniones, trámites, médicos y pinchazos. El Sábado en el primer vuelo, previa dada de alta del otorrinolaringólogo, volví a Chuquiago.

Conclusión: si bien disfruté del calorcito y del "SPA" de mis tíos donde se descansa una belleza y se come delicioso, terminé más pinchada que pelota de barrio (por los 6 inyectables). Apenas pude ver a algunos amigos, no pude ir a la Manzana 1 ni sentarme en la Plaza 24 de Septiembre a escuchar la Tamborita, ni comer empanadas tucumanas de Los Lomitos, ni comprarme kilos de chocolates “Manjar de Oro”.

Todavía el resfrío no se ha ido, pero de a poquito se me están "desresfriando" primero las ganas, porque como que uno se resfría entero. Si bien no tengo mucho apeto ni antojos de ningún tipo (soy antojadiza por naturaleza cuando estoy sana), estoy guardando todas mis ganas y mis pendientes para el próximo viaje. Espero sea pronto.

martes, abril 22, 2008

ANUNCIO

Este blog está de vacaciones. Yo no. Yo ando en una ciudad verde y circular laburando por unos días.

Abrazos.

miércoles, abril 16, 2008

INCOMPRENDIDOS


Y los hijos dicen ser los imcomprendidos…

Él piensa que su madre (o sea yo) debería ser perfecta, que no tengo derecho a cometer errores, que me veo ridícula cuando canto o bailo (eso está discutible todavía)… en fin que mi juventud y mis ganas de vivir murieron el día en que lo di a luz. ¿Hablar malas palabras? Jesús!, imposible, lo toma como una ofensa personal.

Ayer estaba redactando una nota para su profe de Ciencias y como escribía y leía al mismo tiempo lo que estaba escribiendo, en la parte final de la mentada notita dije (pero no escribí) “…y finalmente estimada profesora puede irse mucho a la m…” y el negrito furioso e idiota ¡¡¡¡mamáááááá!!!! Estás insultando a mi profe! Ash.

Como no puedo cantar, bailar ni hablar malas palabras, entonces lo primero que pensé: de hoy en adelante voy a ser una madre “modelo” la que llega, le revisa sus tareas, ve que todo está en orden y lo manda a dormir, previa oración a Santa Clarita de las Mil Lunas para que le aclare la mente al muchacho en cuestión. Cero apapuchos, cero contarle historias de cuando yo era chica, cero hacerle escuchar la música que me gusta… cero, sonaste chango.

Pero pensándolo bien mejor NO. No tengo porqué dejar de ser como no soy nada más para que el changuito “se sienta bien”, huevo.

Así que negrito, tendrás que bancarte a la loca malhablada de tu madre tal como es, así como yo te voy a aguantar tal cual eres, como cuando no te hincho cuando dices que eres “gótico” y después estás buscando a tu osito de peluche para dormir, o cuando se te ocurre poner los acentos de toda las palabras con bolígrafo rojo en medio del dictado (eso, juro que es para romper los nervios hasta a Job), y un largo etcétera.

Aceptémonos, changuito. Sé que eso cuesta horrores, y no falta tanto para que entres en la edad del burro y creas que de todo el universo la única cretina existente justo te parió a vos, pero así nomás son las cosas. Con los años espero te des cuenta que las madres también somos seres humanos, que eso de las madres abnegadas que lloran en silencio, que cocinan delicioso y aceptan con resignación lo que venga YA NO EXISTE, por lo menos no en esta casa. Tu madre también tiene sueños, algunos de los cuales ha postergado por que tú estés mejor, que – hasta nuevo aviso – todavía se siente joven y que todavía tiene muchas, pero muchas cosas por hacer y por disfrutar.

lunes, abril 14, 2008

CHABUCA, CARDO Y CENIZA


Antes de leer este post, favor poner play al widget de abajito y luego pausa para que vaya cargando, pues no hay cosa que cargue más que escuchar una canción entrecortada. Al momento de leer la letra de Cardo y Ceniza, poner de nuevo play.

Hacía poco que teníamos tele a colores, así que todas las noches nos juntábamos en el cuarto de mis papás para ver una novela brasilera “La sucesora”. Entre los comerciales típicos de esa telenovela estaba el de Aeroperú, donde la autora de La flor de la Canela se presentaba con una frase al final de la publicidad (según recuerdo) “qué encanto mi gente”. Una de esas noches de tele a colores, novela y publicidades anunciaron la muerte de Chabuca.

María Isabel Granda Larco nació en 1920 en el departamento minero de Apurímac en la sierra peruana, y falleció a causa de una disfunción cardiaca en una clínica de Miami hace poco más de 25 años.

Cuando pienso en el Perú pienso en ella. Después de escucharla me quedo con esa sensación de que la palabra y la melodía no podrían haber comulgado de mejor forma, de que Chabuca ha sido privilegiada con el don de transportar con sus melodías a lugares que ya no existen, pero que se siente como si se los hubiera conocido, como la Lima de principios de siglo que describe tan poéticamente en “Zeño Manué” por ejemplo.

Les dejo con una de mis canciones favoritas de Chabuca.

Cardo o ceniza

Cómo será mi piel junto a tu piel,
cómo será mi piel junto a tu piel,
cardo o ceniza cómo será…

Si he de fundir mi espacio junto al tuyo,
cómo será tu cuerpo al recorrerme,
y cómo mi corazón si estoy de muerte…
mi corazón si estoy de muerte.

Sé quebrará mi voz cuando se apague,
de no poderte hablar en el oído,
y quemará mi boca salivada,
de la sed que me queme si me besas,
de la sed que me queme si me besas.

Cómo será el gemido,
y cómo el grito,
al escapar mi vida entre la tuya,
y cómo el letargo al que me entregue,
cuando adormezca el sueño entre tus sueños.

Han de ser breves mis siestas,
mis esteros despiertan con tus ríos,
Pero…
Pero....
Pero…
Pero cómo serán mis despertares,
Pero cómo serán mis despertares,
Pero cómo serán mis despertares,
Cada vez que despierte avergonzada…
cada vez que despierte avergonzada…

Tanto amor,
y avergonzada…tanto amor,
y avergonzada.



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lunes, abril 07, 2008

CONFESIONES DE OTOÑO I

Una de las cosas que menos me gusta en la vida es mi cabello. Esos productos que dicen lograr “rizos obedientes” y “antifrizzz” son puro cuento, conmigo nada funca, y es que eso de tener un pelo anarquista es cosa seria.

Cuando era chica, mi madre me peinaba unas colas de caballo tan pero tan ajustadas que no había forma que me despeine, esto sin contar con que de cuando en cuando me aburría de verme a mí misma con la misma cara todos los días le exigía a mi mamá que se invente algún otro peinado, así que ella ponía en juego su paciencia y su imaginación para cambiar un poco esa cara chaposa de pelos desordenados y convencerme de que me veía un poco mejor. Alguna vez, claro, mis demandas y las de mi hermana le llegaban al copete y nos llevaba a la peluquería a cortarnos el pelo hasta debajo de las orejas y punto.

Con la moda de los ochenta y noventa no tuve muchos problemas, pues lo que más tengo en esta vida es cabello, así que bastaba con que me seque el pelo después de la ducha y listo, quedaba como si hubiera tenido una pelea cuerpo a cuerpo con el demonio de Tasmania, bien a la moda, es más, cuando estuvieron de moda los “Jopos” ni necesitaba mucho “spray” ni mucho esfuerzo para tener un jopo en el que podían perderse lápices y borradores con gran facilidad, y en el que de pura suerte no anidó ningún pajarraco.

Hubo una época (después de que nació el Rodri para ser más exacta) en que se me caía el pelo a más no dar. Si bien tenía la seguridad de que nunca me iba a quedar calva, ponía en peligro las cañerías del baño, así que decidí tener el pelo supercorto. Como el corte que me hicieron en la pelu no me convenció, acudí a la mano experta de mi suegra. La primera vez que la Marilusa me cortó el pelo quedó bonito. La segunda vez…craso error, mi cabeza parecía un micrófono, y bueno como soy optimista, no lo vi tan feo hasta que el Choli le dijo a su mamá: “pucha, si la odiabas deberías decirme”.

Cuando me fui a vivir a Santa Cruz volví a las colas de caballo de mi infancia y todo arreglado. La cosa fue cuando empezaron a salirme las canas. En una de mis vacaciones a la ínclita entregué mi pelo de Medusa a las manos del Juan, el peluquero de mi suegra. Le dije que quería un color bonito y que haga lo que se le ocurra. Resultado: la Marilusa y yo parecíamos gemelas, así que como no me convencía verme pelirroja, volví a la ciudad de los anillos y me hice teñir el pelo de un tono “negro conciencia de político” y aunque parecía muñeca falsificada china, ni modo.

En la ciudad de las “Magníficas” era mejor no andar tan zaparrastrosa, pues mi choli no es nada ciego y debe ser feo encontrarse con la esposa y acordarse al tiro de la Doña Florinda del Chavo del Ocho o de la esposa de Trucutú. Con tan bello motivo aguantaba el suplicio de ir a la pelu con el mejor humor posible, hasta que descubrí que yo podía teñirme el pelo sola evitando el tener que pasar al menos dos horas leyendo Vanidades y Cosmopolitan y charlando del clima con las peluqueras de turno.

En fin, mientras pueda lidiar con mi pelo anarquista, lo haré nomás con resignación, pero cualquier sábado quiero armarme de valor, hacerme un tiempito y volver a mi casa con el pelo super corto o planchado al estilo guarayo. He dicho.

miércoles, abril 02, 2008

POR TREINTA Y CINCO LUCAS

El Rodri y el Sebas están juntando Bs.35 cada uno (como US$5) para comprarse a un sobre de cartas de Yu Ghi Oh originales (vienen cinco cartas en cada sobre) y así completar sus barajas del mentado jueguito.

Como no es Navidad, Día del Niño ni festividades similares, entonces tienen nomás que ganarse su platita con el sudor de su frente, así que para tal efecto barren las cacas del perro del Jardín, ordenan la casa, lavan los platos, y por cada una de estas labores se les paga.

El anterior fin de semana, ya nos les faltaba mucho para llegar a la meta que se habían propuesto, así que se ocurrió lo siguiente:

SÁBADO

La mañana del sábado no teníamos ayuda en la casa, así que cada quien era encargado de arreglar su rincón, incluido el Choli que de buenas a primeras aprovechó el pánico y se fue a dar una vuelta con su papá y su hermano. Como es sabido que la bruja de la casa (o sea yo) tiene de una oreja al que no cumple su parte, el Choli les encargó a los chicos que arreglen su dormitorio (que es mío también) y que les iba a pagar a cinco lucas por nuca por ese trabajo.

Ni cortos ni perezosos los chicos tendieron la cama, pusieron todo a su lugar y esperaron a que su papá vuelva para que les entregue los quintos adeudados. Vuelve el choli y no tenía para pagarles, así que los chicos me fueron a buscar con cara de desesperados. El representante de los trabajadores eventuales de la casa Aguirre, el Rodri, tomó la palabra:

R - Mamá
V – Hijito?
R – El papá nos estafó

S- Si, no nos quiere pagar los cinco bolivianos
V – Seguro más tardecito les va a pagar
R- (con cara de resignación) Bueno, pero si no nos paga después del almuerzo vamos a destender tu cama.
V – A no sé, medidas de presión y amenazas por favor a tu padre que él es el deudor.

Resultado: le di diez lucas al Choli para que les pague a los chicos antes de que tomen medidas hasta las últimas consecuencias.

DOMINGO

Mi Rodri no es exactamente un alumno aplicado, así que para que estudie hay que agarrarlo del cuello y sentarse a su lado.

Habíamos acordado que yo le pagaría Bs. 5 por acompañarme al mercado y ayudarme con las bolsas, pero a último momento se me ocurrió que era nomás mejor que se quede en la casa y a mi vuelta del mercado le demos una última repasada a Inglés. Así que le hice el trato:

V – Rodri, mejor no me acompañes al mercado. Mejor te pago los cinco bolivianos si le damos una repasada más a Inglés cuando vuelva, qué dices.
R – No mamá, yo no lo hago todo por dinero.
V – Y si te pago 10 lucas…
R – (Apretando los puños, resistiéndose lo más posible a la tentación) No mamá
V – Nada conejo, mejor lo hacemos así, vengo y estudiamos media hora más
R – No!!!! Prefiero ayudarte en el mercado
V – No y punto (y cuando digo punto quiere decir: ni aunque te tires al piso, te den convulsiones, te hagas pis de rabia voy a cambiar de opinión).

Me fui al mercado y el Rodri subió corriendo donde su papá y le dijo “Papá…la mamá me quiere sobornar”

Resultado: estudiamos media hora más de inglés a mi vuelta y le tuve nomás que pagar diez bolivianos.

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