Para los que no conocen la “modalidad de compras” en los mercados de abasto de Santa Cruz como en el Mercado Mutualista: una hace sus compras, y cuando tiene varias bolsas contrata a un carretillero, que debidamente uniformado con el ponchillo, en este caso verde, con el número correspondiente asignado por su sindicato, transporta las bolsas en un a carretilla de puesto en puesto según una vaya comprando hasta que termine las compras y suban las bolsas al auto o a un taxi. Bien interesante. Es como ir con un carrito de supermercado parlante.
Yo ya tengo mis conocidos. Don Choco, que es un señor medio rubio con bigotes, bajito y pecoso; el Chino, esposo de la Eva (la de las verduras), un cochala fornido con ojos rasgados, peinado raya al medio, cabello crespo y poco conversador, y a veces el Roland, que debe tener como unos 20 a 23 años, bien morenito y que cuando me ve viene desde lejos a toda velocidad con su carretilla celeste.
La Eva es menudita, de ojos grandes, morenita y bien trabajadora. Ha empezado con un puesto chiquito, pero con esfuerzo y tesón ahora tiene un puesto grande de todo tipo de verduras y hasta tiene una ayudante, la Fátima. Sus dos hijas son casi de la edad de los míos, la Jackelin de 9 y la Joselin de 5. La Joselin es igualita a su papá (el Chino) de ojos bien rasgados, cara redonda de luna llena, morenita y de pelo medio crespo. cuando va al puesto se dedica a jugar con un grupo de niñas de la misma edad. La Joselin es totalmente diferente. Aunque también tiene los ojos de su papá es super responsable. Me admira como se pone su delantal, su pañoleta y la ayuda a su mamá, sabe todos los precios, y se esfuerza por poner las zanahorias ordenaditas una encima de la otra hasta tenerlas tan bien parapetadas que da pena desordenarlas.
La de la fruta es doña Wilma con su esposo que nunca sé cómo se llama, pero que pesa las uvas en la balanza como si estuviera pesando oro. Ella ya conoce de memoria lo que siempre llevo, así que a veces, mientras compro la verdura, le mando con Don Choco la lista y ella me tiene todo preparado y yo ni reviso. Nunca me ha dado nada feo, solo una vez, hace algunos años que en mi lista decía: “12 plátanos no maduros”. Como en Santa Cruz plátano es los que conocemos en La Paz como los plátanos de freir o “postres”, me dio 12 de esos “otros” plátanos. Cuando al sábado siguiente le digo: Doña Wilma se habiá equivocado, ella me dijo que la equivocada era yo, porque en la lista tenía que haber especificado que eran 12 “gualeles pintoncitos”. Grave eso del idioma.
Es entretenida esta parte de la rutina de los sábados, porque ningún Sábado es igual a otro. A veces hay fiesta de las carniceras o del Sector II, Prestes por algún santito con entrada folclórica incluida (un sábado el Roland ha corrido como siempre con su carretilla celeste pero con traje de caporal, un chiste todos lo miraban por los escandalosos cascabeles de las botas en tanto calor). Lo lindo es que en esas fiestas se escuchan taquiraris, seguidos de cuecas, chovenas y tinkus, toda una mezcla.
A veces llevo a los chicos, y me encanta que mientras la Eva ponga las verduras en la bolsa negra, cuando ya está todo debidamente pesado y embolsado, ellos vayan calculando la cuenta: papa 6, zapallo 2 = 8, el tomate 5= 13, cebolla 4 = 17… y así sucesivamente. Si le achuntan bien la Eva les regala un ramito de apio o una lechuga, y ellos chochos, más que por el regalo por haber demostrado su “rapidez” para las sumas. (Así practican cálculo mental los muy flojos porque en la casa no me hacen caso). Alguna vez los mando a un puesto cercano a comprar algo y ellos tienen que saber pedir lo que quieren, preguntar cuanto cuesta, pagar y traer cambio. Es buen ejercicio, y se sienten lo máximo por haberme ayudado en el mercado.
Lo que más me gusta del mercado:
- El olor de las verduras y las frutas, especialmente del cilantro, la albahaca, la naranja, el mango, el “gualele pintoncito”.
- Ver como ese lugar parece un hormiguero, donde todos están haciendo algo, desde grandes hasta los niños ayudando a sus padres.
- Como trabajan juntos gente de todos lados, en un esfuerzo común de hacer del Abasto II o Mutualista el mejor mercado de la ciudad.
Lo que no me gusta:
- Cuando no tengo tiempo de ir.
25 comentarios:
Queridisima cápsula (ya parezco adicto a algo):
Me ha gustado tu post y no sé por qué, me ha dado una nostalgia, tal vez por que hace tiempo no voy al mercado rodriguez donde en vez de carretilleros, aún persisten los míticos aparapitas, Voy a ir con mi madre el próximo sabado (como hacía cuando era chiquito)y seguro me voy a acordar de esto que has escrito.
Casi que pude oler las frutas y las verduras... qué hermosa imagen. Toma fotos y las publicas en tu blog.
Tan lindo el mercado yo siempre acompañaba a mi mama me acuerdo q tenia una mini bolsita q me daba para q le ayude con los huevos y era mi tarea llevarlos a la casa completitos y sin quebrar ninguno, la famosa Rodriguez tenia caseras para todo, y siempre me decia haber q te antojas nos llevaremos estito o aquello, q recuerdos cuando llegue a La Paz le dire anda vamos a dar una vuelta a tu mercadito...
la verdad que para saber y poder escribir hay que tener capacidad de observación e identificarte plenamente con tu entorno sacándole el mayor provecho para luego contar cosas que tengan interés.Vos tienes esa virtud pues cápsula...yo ,las pocas veces que voy al mercado(al de los pozos)me aburro soberanamente,trato de comprar todo rápidamente y me voy,converso muy poco,quizas con alguna vendedora camba que son más entradoras,porque si hay alguna colla generalmente me "asusta" su gesto adusto y su parquedad, característica de nuestra gente.
Muy bueno,che...
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QUERIDO MOSCAR: La Rodríguez es única por sus aparapitas, los adoquines brillosos (sigue con adoquines?) y el mercado que se prolonga por todas esas callesitas como un cienpies que no duerme nunca. Cuando vivía en LPZ iba cada 15 días al Rodriguez con mi madre y caminábamos desde la Nicolás Acosta hasta una calle de la que ahorita no me acuerdo el nombre, arriiiiiba casi a la altura de la Murillo (creo). Del puesto de papas de la Martha (la papera) nos recogía mi papá en el auto con todas las bolsas, esas medio de plástico con agaradores que te dejaban marcas en las manos y la canastita de huevos que creo que sobrevive en la casa de mi mamá hasta ahora, cuarto de siglo después.
Que te mejores perrito.
CRISTI: Ojalá me acuerde de ir con la cámara este Sábado, pero con lo volada que soy no te lo garantizo. Un abrazo. Ahorita me voy a tu blog para ver como te ha ido en tu presentación de baile del sábado.
KOLLITA: El mercado del que posteo es aquí en SCZ. Y en general todos los mercados de abasto son un mundo, especialmente si uno va por años al mismo y compra de las mismas vendedoras.
SOLITO: Gracias por tu comentario y la verdad es que por lo general, cuando compras por primera vez de una vendedora, especialmente paceña o cochabambina: te mira con una cara de "si no me vas a comprar no preguntes", un chiste, yo no les doy bola, en cambio mi mamá es de las que se pelea con las vendedoras, un desastre, me acuerdo que me hacía pasar calores, claro que tiene sus caseras en el Mercado Haití a las que las conozco desde hace como 25 años. Ese mercado da para otro post.
Qué lindos recuerdos!!!, hace ya varios meses que no voy al mercado con mi mami por múltiples actividades... y lo cierto es que es toda una experiencia... =)
No puedo decir que tengo caseras porque a veces te toman el pelo las caseras... así que compro de la mejor se vean las verduras, pero claro mi papà es de los que se hace conocer en menos de 5 minutos y para el siguiente sábado ya tenemos caseras de frutas... hasta nos reclamaron que ibamos a comprarles la naranja una vez cuando fuimos con mi hermano: Su papà me compra naranjita, por qué se han desaparecido caserita? jajajajaja, realmente te hacen reir!!! =)
Saludos
¡Caporal carretillero! ¡Sólo en Bolivia! Una maravilla. Yo quisiera que me toque una china morena, con su micropollera y las botas hasta las rodillas; ahí mismo me olvido de las bolsas y me la llevo en su carretilla para destrenzarle las trenzas...
Hola Cápsula, ayer leí la entrada, pero no había dejado mi comentario, así que acá estoy diciendo presente jejeje... no sabés!!! acá hace un calor terrible que difícilmente podría estar en algún mercado, de hecho acá no conozco muchos mercados y por donde vivo ni ferias hay, así que ese tour de compras ahí entre "las caseritas" como dicen allá, no lo podría hacer, pero este año cuando fui a conocer Cochabamba, fui a lo que llaman "la cancha" y me encantó, pq de ahí uno podía comprar un reproductor de DVD y hasta un kilo de frutas.. tengo grabado en mi mente imágenes singulares que solo en Bolivia se pueden dar. Acá vivimos tan acartonados que ni contacto con la gente tenemos, excepto la cajera del supermercado. Pero bueno..
Que tengas una linda semana!!!
besos
El olor. Sin duda lo mejor. Más que saborear una piña. Bonito relato/cotidiano.
salud!
NS
vaya...
fruta.
mercado.
me gusto leerte.
saludos!
Ceci Sakura: Como dices, "hacer mercado" en Bolivia es toda una experiencia, a veces más que por la calidad de la fruta o la verdura lo que prima es tu relación con la "casera", ella puede conseguir lo que quieras y/o necesites con solo pedir.
Estido: Para gozar de esos privilegios tienes que ser "casero".
Lilian: Aunque seamos un país pobre y caótico, aquí se VIVE, y siempre encuentras quien te de una mano cuando lo necesitas. Un abrazo.
Negro S.S.: A ver cuándo te das una vueltita por Bolivia en vez de andar varado por Guayaquil.
Alewar: Saludos para vos también y gracias por pasar por mi rinconcito.
Que maravilla! Cada mercado sus frutas, cada transeunte recoge sus olores. Que colores! me encanto el relato!
Vania, q lindo relato, hasta me han dado ganas de acompañar a mi mamá al Abasto, cosa q nunca hago, pq detesto los mercados, y la pobrecita se va los sábados y llega cargada, eso si, yo le ayudo con las bolsas y a vaciar la heladera jajaja... tal vez cuando sea ama de casa se me de esto de ir de compras, por ahora paso. Un abrazo desde la sucursal del paraiso, con un calor q pa q te cuento....
La pinta!!! que lindo que es el mercado, hace muchos años que yo no puedo ir, pero recuerdo con cariño a mis caseritas del mercado rodriguez, esas que siempre me recibían con una sonrisa y que alistaban todo rapidito y barato....que recuerdos más lindos que tengo de ese año!!
pucha... es una cosa increible? a mi tambie me encanta...
uhmmm la unica case que yo tengo acá es una señora mayor que se nos hizo casera de frutas... (en las 7 calles) lo demás lo compro de un super por mi barrio ... es que mis caseros son los del DEREMATE.COM en equipe, y mi case de los puchos a la vuelta de mi casa... cuestión de consumo...
saludos,
r
Bien lindo el relato querida Vania, solo que no me ha gustado lo de carrito de supermercado parlante...:(
Y las bolsitas chiquitas!!!!!!!!!!! de cuando eramos niñas, esas bolsitas son la NETA DEL PLANETA.
Besos.
Orquidea: Gracias ché por tu comentario.
Gina: Todo a su tiempo. De soltera no iba nunca al mercado, pero hace 10 años que es mi rutina de casi todos los sábados.
Brujis: Bienvenida después de tanto tiempo en que me tenías olvidada.
Vero del Arenal: Cuando compras lo que tu quieres es lindo de verdad.
Oskarín: Cierto, a la Rodriguez íbamos hasta que tenía 10 o 12 años con la mami. Luego siempre al Haití. Ya después el año que vivimos juntos en Següencoma íbamos Domingo por medio a la Rodriguez, mientras vos chango de primer año de U dormías plácidamente o estabas guardado con el brazo roto te acuerdas?
Ronsete: Si sigues con esos caseros vas a seguir viendo visiones con tatoos incluidos. Ah y hasta hace unos meses yo vivía a unas 3 cuadras de ese boliche en Equipe, y los odiaba a los borrachines que trancaban el paso para llegar a micasa los findes.
Vero Vero: Lo del carrito de supermercado parlante no es para rayarse querida Vero. Un abrazo.
Vania!
Se te extraña!
Qué andas haciendo?
A ver cuando te tenemos de vuelta.
Por cierto, andas bien votada en el concurso/consulta sobre "el mejor blog de Bolivia".
Date una vuelta si puedes.
http://blog.mundoalreves.com/?p=45
Un abrazo.
Adoro la sencillez y calidez de tus relatos... mientra voy leyendo te juro que puedo hasta oler esos “gualeles pintoncitos” que por aca tambien llamamos platanos... pude transporarme a ese vivir el Ahora, pleno y sencillo y bello...muchas gracias y te seguire leyendo... y por supuesto te dejo invitada nuevamente a mi blog por fin renovado jeje :) saludos; Claudio
No es casi una sinfonía de colores/olores.
El mercado es una muestra ampliamente representativa de lo que somos, y de lo que no.
Gente y vida.
Qué lindos los mercados...
En mi pago el mercado sigue siendo un lugar de encuentro para comer y curar el chaqui.
Lo amamos.
Saludos.
:)
SEBAS: Ya me di una vuelta y voté. Un abrazo para vos y Anne.
CLAUDIO: Gracias de verdad, me arreglaste el día (ya me puse roja). Está bueno tu blog ché.
MARCO: De verdad es que los mercados son una parte esencial en la vida de las ciudades y pueblos de Bolivia. Son nuestro sello personal.
LUMEN: Otro abrazo para vos.
KLATUU: Soy muy miedosa para leer temas tan oscuros como los de tu blog, pero en el ciberespacio hay de todo y para todos. Saludos.
cuando alguien como tu nos narra tan detalladamente su entorno,viajamos a ese entorno y lo conocemos sin conocerlo.
gracias por eso.
saludos!
Me transportaste en el tiempo... Cuando era chiquita, iba al mercado con mi abuelita y con mi mamá. Al Sopocachi. Lo que más me llamaba la atención era una mujer conocida como la "Loca Argote". Siempre estaba sentada cerca de la puerta, envuelta en unas frazadas raídas. Sólo recuerdo su ropa negra, a veces alguna blusa de colores. Y su rostro deformado por una parálisis. Ella no hablaba, apenas balbuceaba, no podía mantener la vista fija en nada ni en nadie. Yo no entendía qué le pasaba, y mi abuelita, ante mis preguntas insistentes, sólo me decía: "es la loca Argote".
Adentro, mil imágenes. Frutas, verduras, las caseras que nos contaban su vida. Doña Carmen, la frutera (si mal no recuerdo) que con su arduo trabajo mandó a sus hijos a estudiar a Europa y otras cuyos nombres escapan a mi memoria.
Y un puesto de flores tan hermosas...
Siempre salía del mercado con un regalo: una fruta, una flor.
Ya de grande, ahora que vivo en Achumani, tengo mis caseras en el mercado. La Vicky, la Rosa, la Gaby y la María. Son maravillosas y a veces hay que repartir las compras entre una y otra, o se enojan.
Me aluciné con lo del caporal carretillero. En efecto, sólo en Bolivia.
Muy lindo post. Muy vivo, fresco.
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