Hace unos días me acordaba que hace 7 años que vine por primera vez a Santa Cruz, directamente a buscar casa.
Nunca en mi vida había venido ni de vacaciones y no conocía la ciudad, pero como a mi esposo le habían ofrecido mejores condiciones de trabajo si se trasladaba de La Paz, pues nos animamos.
Vine con mi suegra que, debo reconocer, siempre me ha dado una mano en las situaciones más complicadas pues por suerte es mamá gallina y está pendiente de cada detalle, ya que su actividad se divide entre variados grupos de Rummy y Pasanaku, peluquería, decoración de hogares (incluido el mío) y ser mamá y abuela a tiempo completo. Yo estaba esperando a mi segundo "talibancito", con un humor de la m...(madre patria), así que el hecho de departir 24 horas al día con mi querida suegra no era lo más placentero ni para ella ni para mí, eso sin contar con que no conocíamos la ciudad.
Nuestras primeras incursiones con el periódico El Deber en la mano eran un desastre ya que como no conocíamos los barrios íbamos a ver alguna "cómoda casa de una planta, 3 dormitorios, baño, living comedor, dependencias de empleada" y aparecíamos en el Barrio Pillín u otro barrio X donde la casita en cuestión evidentemente tenía 3 dormitorios pero con un patio de por medio con gallinas incluidas y variados inquilinos con quienes teníamos que compartir el mentado patio. Pero eso pasa aquí y en todo lado. Me acuerdo que en La Paz cuando me iba a casar, estábamos buscando un departamento y por ejemplo un anuncio del periódico decía "departamento céntrico en primera planta de 2 dormitorios con clóset", etc. Para empezar el que nos mostraba el departamento era un señor al que mi esposo conocía de su "época hippie", cuando tenía un "pub" en la calle 20 de Octubre de La Paz en medio de dos night clubs, y este señor trabajaba en uno de estos "centros nocturnos" de cuidante o no sé la verdad bien de qué (no creo que de stripper pues se parecía mucho al tripaseca del chapulín colorado). En segundo lugar si bien el departamento (que parecía más un pequeño galpón) era céntrico, los "clósets" eran un hueco estucado con un palo en medio ¡ah!, y con un a puertita que al tercer uso se iba a caer en la cabeza de alguien, o sea un recinto perfecto para realizar algún secuestro, esconderse de la ley o cualquier clase de evento macabro menos para que una recién formada familia con un bebé por venir viva en paz.
Bueno, siguiendo con el anterior relato, estábamos alojados en el Hotel Arenal y los tres (suegra, esposo y yo) compartíamos el mismo cuarto de hotel. Qué emoción.
Hubo una tarde en que teníamos que esperar que alguien nos llame para mostrarnos alguna casa o departamento y no era de lo más divertido quedarnos en el hotel, así que a mi suegra se le ocurre buscar una peluquería cerca. Como habíamos notado que la zona donde estábamos era un poco peligrosa (cerca al Parque el Arenal donde esa época funcionaba el Sindicato de Cleféros, Alcohólicos, Malentretenidos y ramas anexas, así con mayúscula) mi suegra tuvo la precaución de dejar todas sus joyas en el hotel pero no habíamos podido deshacernos de una manilla de oro (gruesa) que con los rayos del sol de las tres de la tarde no brillaba, gritaba. En el afán de buscar la famosa peluquería íbamos de los más tranquilas cuando de pronto escucho un grito desgarrador... me doy la vuelta y la veo a mi suegra forcejeando con un hombre chato de unos treinta y tantos con pinta de malviviente: ahí me convencí de que mi querida suegra no es ninguna margarita mustia porque el ladrón parecía la víctima, las uñas de la Marilusa (mi suegra), que gracias a la genética son hipergruesas, estaban clavadas en la cara del "pobre hombre" y como seguramente éste ratero había tratado de arrebatarle la cartera, la Marilusa había aplicado sus habilidades de lucha libre y lo tenía inmovilizado. Al fin del mentado forcejeo que debió durar como diez segundos que a mis ojos fue una eternidad, el ladrón le quitó el reloj, dio unos pasos hacia atrás y lo lanzó al aire. Yo ni corta ni perezosa, con mi panza de 4 meses de embarazo a lo único que atiné a hacer fue saltar e "interceptar" el reloj en el aire. El ladrón se escapó y nosotros nos subimos a un micro. Yo temblaba como una hoja pero mi suegra como si nada. Una vez en el micro una señora nos contó que detrás mío estaba una mujer que parecía ser la cómplice del ladrón y era a ella a quien el ladrón le pasaba el reloj. Casi me muero del susto.
Bueno, así pasaron los días entre idas y venidas y después de haber recurrido a una larga lista de intermediarios de bienes raíces, familiares no tan lejanos, amigos, etc., encontramos un departamento como queríamos: sin mucha flora y fauna al rededor, céntrico muy bonito y cómodo, donde pasé muy feliz los primeros 3 años de mi vida en Santa Cruz.
Una vez mi abuelo me dijo que en esta ciudad, cuando un colla sale de noche cerca del amanecer, corre el riesgo de quedar embrujado por el aroma de las flores que crecen en los árboles y no quiere irse de esta tierra nunca más. Dicho y hecho: Vlady (mi esposo) se enamoró de Santa Cruz y no pudo acostumbrarse de nuevo en Chuquiago Marka (lo intentamos durante un año). Así que tenemos la intención de echar raíces aquí aunque a veces me muera de nostalgia por mis montañas, por el viento frío, por la marraqueta (pan) y obviamente por la familia y los amigos que quedaron allá.
4 comentarios:
jojojoj :D
Mi bella santa cruz, matizada entre la belleza, inocencia.. y no tan inocente... lamentablemente la delicuencia....
pero te juro que no era tan asi años antes....
con mi abuelo... dejabamos todo afuera de la casa, en el centro, y no se llevaban nada....
Lamentablemente ahora no podes dejar ni un carton... porque todo sirve no?...
Besos y abrazos de esperanza!!! =D
que te encuentres recontra bien.
y un saludo por el dia de la Madre a vos y a tu guardaespalda llamada "suegra" :)
Pasé el Día de la Madre con mi suegra. La pasé bien. Gracias querida Joup.
o sea que ya no vuelven???
Ronsete, volvemos pero a fin de año! cuando los chicos terminen clases. Ya estamos en los trámites de postular al colegio alá en LPZ, yo me estoy agenciando una peguita, etc.
Abrazos.
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