Hace dos domingos mi choli y yo nos lanzamos a conocer la nueva Cinemateca en función noche; así que antes de desanimarnos por el friecito lluvioso de estos veranos Chuquiaguinos que son peores que el invierno, nos tomamos un taxi directo a
La Película
Ignacio (Tati) Benitez, el protagonista de esta historia, vive en un pueblito llamado Poza Azul en la Provincia argentina de Misiones. Es fanático número uno de Diego Armando Maradona, tanto así que tiene la casa empapelada con los recortes de periódico de las noticias sobre Diego, un tatuaje con el número 10 en la espalda y la cara de diego en el brazo derecho (claro que el tatuador no era muy experto, así que podría ser "el Pelusa", Porcel o Susana Giménez).
Es tanta la adoración de Tati por "el 10" que tiene en un recuadro especial una entrada de cuando fue a ver a Diego al stadium y cuando nació su primera hija, hizo todo lo posible por ponerle "Diega" de nombre.
Tati es despedido de su trabajo, así que por sugerencia de unos amigos se emplea de ayudante de un viejecito escultor. Este anciano - que solo habla en guaraní - le enseña a encontrar raíces y troncos de árboles buscándoles diferentes formas, pues sus esculturas tienen alma, ya sea de pájaros, de personas, de otros animales del monte. Tati, pese a su precaria situación económica nunca pierde el optimismo y se dedica a vender estas esculturas a los turistas en los pueblos cercanos.
Un día lluvioso (con esas lluvias tupidas y calientes que extraño últimamente), Tati estaba en medio del bosque buscando raíces y se encontró con una raíz de Timbó que tenía la forma (según él) del "Pelusa" festejando un gol. Ese hallazgo le cambia la vida cuando decide llevarle personalmente esa raíz a Diego Armando Maradona, quien había sido internado en terapia intensiva en una clínica de Buenos Aires.
Algunas conclusiones (mías).
Una vez más, Carlos Sorín da vida a esta historia con actores naturales (no profesionales), por cuanto nos muestra las situaciones desde una mirada más íntima, haciéndonos partícipes del drama cotidiano, así sin maquillaje. Claro que no todas las actuaciones son perfectas, pero la historia (para mí) tiene credibilidad.
Esta es una película bastante optimista, pues como relaté en líneas precedentes, Tati nunca pierde la esperanza pese a su pobreza y a su falta de trabajo, y hasta a veces ve la vida con ojos de niño: con exagerada inocencia y cero maldad.
De la misma forma retrata desde una óptica interesante la vida de la gente pobre-pobre, de esas personas que prácticamente viven de la mano de Dios, sin un futuro prometedor ni nada más que la sobrevivencia del día a día. Quiensabe los apasionamientos por personajes de carne y hueso como "el 10" es para ellos una forma de ver la luz al final del túnel, una forma de escapar a su rutina sin esperanzas, un sueño por el que darían y sacrificarían todo.