martes, julio 08, 2008

LA MARGARITA


La Margarita no se llamaba Margarita, se llamaba Seferina Calani Condori, pero en la casa le decíamos Margarita.

La Margarita no sabía leer y apenas se defendía con el español. Se había lanzado al éxito desde alguna provincia paceña a la ciudad en busca de mejores días.

Aprendía todo muy rápidamente, así que mi madre se propuso enseñarle a leer y escribir. Me acuerdo de ellas dos sentadas en la cómoda mesa de la cocina de azulejos verdes con un cuaderno, lápiz, borrador y un libro con tapas anaranjadas que se llamaba “Alma de niño”. La Margarita se rajaba haciendo sus tareas. Por eso me acuerdo tan bien de su nombre: Seferina Calani Condori, pues lo repetía muchísimas veces en un cuadernito cuadriculado que mi madre corregía cuando llegaba de la oficina.

La Margarita era genial, no nos aburríamos para nada con ella porque siempre se inventaba algún juego. El que más nos gustaba era “aparapita”, que en realidad era el clásico juego de cartas “roba montón”.

Una tarde se hizo miles de trencitas delgaditas en su cabello negro y largo y al día siguiente se fue a bailar al Gran Poder. Ese lunes no volvió, ni al día siguiente ni la siguiente semana. Yo lloraba a moco tendido, no podía creer que la Margarita nos hubiera abandonado.

Como dos semanas después apareció: se había ido a vivir con un chango que laburaba de varita (agente de tránsito) en alguna esquina de la ciudad, o sea se “había hecho robar” como se dice por estos lados cuando una pareja decide iniciar un sirwiñacu (tradicional matrimonio a prueba en las comunidades andinas).

De ella nos quedaron muchas anécdotas de sus ocurrencias, como cuando una Semana Santa le dijo a la Peti:

M - señora hey ido al cine, biieeen leeeendo shempre habiá sido.

LP- Y qué has ido a ver

M - El Ataniwa

LP- Y de qué trata pues esa película, nunca he escuchado

M- (Con una expresión como diciendo: bien burra eres señora) Ay! Ataniwa ps señora, del Atan y la Iwa nove?

Traducción: Adán y Eva.

Hace unos meses creo que la ví. No estoy segura si era ella, claro, no la veía como hace cuarto de siglo: estaba vendiendo pan en una esquina. Me acerqué a comprar pan y mientras metía las marraquetas crocantes en una bolsita rosada, la miraba de todo lado. Casi estoy segura de que era ella. No me animé a hablarle.

Ya no vende pan en esa esquina.

A veces una pierde grandes oportunidades por hacerse la corta.

32 comentarios:

Lilyth dijo...

Que linda la Margarita!
Me acordé de algo similar, resulta que a mis 8 o 9 años solía pasar más tiempo en casa de una amiga que en la mía, la chica que trabajaba con ellos se llamaba Pia y era la confidente de todas nuestras locuras infantiles. Hace como tres años entre a una tienda cualquiera a comprar chocolates para mis sobrinos, entonces me atiende una señora muy alaja y de nada me llama por mi nombre, yo sorprendida porque no tenia idea de quien era, hasta que me dio los detalles de donde nos conocíamos, me pareció genial que aun me recuerde, si tienes una segunda oportunidad no la dejes pasar... son detalles que te regala la vida.

Anónimo dijo...

Que racista tu "anecdota", o sea blanco ario y bueno educa a indio,
este se queda con dificultad para hablar castellano y listo, para desternillarse de la risa.

Vania B. dijo...

Lilyth: Hay personas que te marcan la vida con su presencia. No te preocupes, la próxima vez que la ubique, no me pierdo la oportunidad de hablarle, si es que realmente es ella, bingo, sería un lindo encuentro.

Anónimo cuadrado: Para mí, racista es el que ve el mundo así como lo ves vos: en blanco y negro y no tiene la capacidad para ver más allá de las cosas, una lástima.

Gevalher dijo...

Querida capsulita:
Otra anécdota tuya que también me recuerda algo a mi.
Yo tuve una experiencia similar, con un muchacho hijo de una de las empleadas que alguna vez tuvimos en casa. Al muchacho le enseñamos -mis hermanos y yo- todo lo que aprendíamos en la escuela, ya que por alguna razón él no iba. Lo grave fue cuando aprendió su nombre, ya que la frase "Hilario Choque Condori" empezó a aparecer en las paredes de fuera y de dentro de la casa así como en cada pedazo de papel en blanco que cayera en sus manos, incluidos nuestros cuadernos y libros...

Al anónimo, que no es tan anónimo, ya que disimuladamente dejó invitaciones para su sitio: Si quieres que la gente te visite y comente hay formas menos obvias de lograr lo mismo, como dice el refrán se atrapan más moscas con miel que con hiel, así que hala, si tanto te desagrada Vania y tanto me atacas a mi, pues hala ignóranos y deja de fastidiar, y busca a la gente que piense como tú, aunque lastimosamente si son como tú, difícilmente se logren juntar...

CARLOS ARTURO GAMBOA dijo...

Uy, me ha encantado esta historia, tiene la magia y la trsiteza de la realidad, y al final la moraleja queda retumbando...

Un abrazo

ERICK dijo...

Vania !

Esa Margarita tan ocurrente como ella sola, es un relato que me recuerda a otra -Margarita- que vivió en casa de una amiga, que fué presa de la festividad de Santa Veracruz, aquí en Cocha.

Espero vuelvas a verla un día y le repitas estos lindos recuerdos.

Un afectuoso saludo.

CUCHITA dijo...

Hola capsulita, aqui visitandote un ratito desde el Beni te envio un saludito.

Anónimo dijo...

Realmente haces que lo cotidiano, encapsulado en este blog, sea lo máximo. Gracias Vania por recordarnos a quienes marcaron nuestras vidas y siempre tuvieron un espacio en nuestros corazones. Saludos y besos.

utópico dijo...

Vania, que lindo esta eso de robarse a la minita, pucha, creo que voy a tener nomas que retornar a las practicas de mi biscabuela aymara, jajaja... asi me robare a la imilla que aprisiona mis ojos, yaaaa, bien grave siempre esta esto... yaaaa

jajajaja

que genial la historia, realmente me ha gustado mucho, y me hicisite reir a montones, como siempre...

un abrazo utopico!

Anónimo dijo...

Me encanta como llenas de luz todo lo que ves.

Tu Margarita en mi caso se llamaba Albertina. Era mucha capa che.

Gracias por ayudarnos a recordar.
Un abrazo.

Juan Pablo Rodríguez Camacho dijo...

A mí me partiste el alma. (tengo ganas de llorar)

Que cierto es eso de perder las oportunidades...

Besitos.

PDD: Anóminos jijiji ya no me enfado con ellos, total; no existen. Ufff ¿sho también soy racista por decir eso? jejeje

BUDOKAN dijo...

Un personaje entrañable el de Margarita. Qué bonita historia la que cuentas. Saludos!

Vania B. dijo...

Geval: Hay personas que pasan por nuestras vidas y dejan una marquita, sin darse cuenta de lo lindos que son los recuerdos que dejan con ella.

Carlos Devánico: Gracias por pasar por este rincón encapsulado.

Erick: Cuántas Margaritas caerán "robadas" en las festividades no? qué envidia que te roben: o todo o nada, nada de medias tintas de estar esperando a ser profesional, a tener platita para un depar y demás burreras que hacemos otras personas.

Cucha!!!! un abrazote hasta el Beni.

Anónimo Bolivianísimo: Cada uno tiene una forma diferente de ver las cosas, vos la tuya, yo la mía, así que nos respetamos. Lo que me hace gracia es que me acusas de despectiva cuando cada opinión que emites en este blog es precisamente despectiva y antipática. Si todos los bolivianísimos somos así, con razón estamos como estamos.

Edson querido: saludos y besos para vos también.

Utópico: A mí casi me roban una vez, pero bien burramente hemos vuelto nomás a nuestras casas y a los dos años igual nos hemos casado.

Sebas: La mayoría de los hijos de las mamás que trabajan son/somos criados por Margaritas y Albertinas, las imprescindibles. Va un abrazo de vuelta.

Pan Juablo: Si pues, imaginate lo lindo que hubiera sido que fuera ella, la Margarita de mi niñez a quien quería tanto.

Saludos y abrazos a todos, hasta al chinchi bolivianísimo.

Vania B. dijo...

Budokan: Gracias como siempre por pasar por este espacio. Un abrazo enorme.

Lilyth dijo...

Vania, me sorprende tu paciencia yo habría mandado unos mensajes con mulas bomba…. Jajajajajajaja… besos!!

Arcángel Mirón dijo...

Vania, ésta es una historia exquisita.

MaríaEscándalo dijo...

Vania... te cuento que siempre es bueno mantener el contacto ojalá la vida te de la oportunidad de verla de nuevo y esta vez te animes a hablarle.

Un fuerte abrazo desde estas tierras.

La Jefa is Back dijo...

ay, q romantico, yo tambien kisiera hacerme robar con mi principe azul.
ha pasado igualito con mi empleada, un domingo de esos ya no volvio y regreso 2 semanas despues diciendo q estaba embarazada y q se iba a su pueblo con su novio, q chistosa, no??
besos!

Anónimo dijo...

Yo también tuve una empleada llamada Margarita,cuando era un niño de 8 años.La Margarita era de tembladerani y siempre recuerdo sus historias sobre las famosas mazamorras que arrastraban casas y todo lo demás en aquella zona.La Margarita era de "pelicula",nuestra amiga y compinche.En su caso nos llevaba al cine -a mi hermana y a mí-,al cine Mexico a ver "Santo y Blue Diamond contra las momias de guadalajara" o algo así.Otro recuerdo-medio asquerosito-wa que nos enseñó a mezclar leche con soda de frutilla.Lugo de 4 años tuvimos que emigrar a otra ciudad y la Margarita se quedó...una querida amiga y compinche,más que empleada,nos dejaba...nunca más la vi de nuevo...en fin Vania,lindo recordar a nuestras Margaritas.

Anónimo dijo...

jajajaja "Ataniwa" jajajaja hay Margarita.... espero q la vuelvas a ver (si es q era ella) y esta vez no djs pasar la oportunidad de salir de la duda. Un beso mi balduquesa querida.... cuando puedas te das una vueltita x mi guarida ya?

Mundana dijo...

Nena! qué lindo blog, me encantan tus narraciones, me gusta mucho lo que escribes, seguí publicando por favor.

Anónimo dijo...

El comentario de ese "bolivianisimo" muy desubicado, a la chica en cuestión, aunque su auto defensa resultó racista estaba en todo su derecho a defenderse, y que corra todo lo que pueda porque el pobre tipo que se llama a si mismo bolivianisimo, tiene un perfil psicotico que asusta.

NiNoSkA NoGaLeS dijo...

biieeen leeeendo shempre tu post!!!
aaah he recordado a la"Margarita" de mi niñez.... ella se llamaba Carmen...compartíamos todo, y sufrimos mucho también cuando se fué... nunca mas supimos de ella... espero que tengas la oportunidad de verla amiga, y si la ves, háblale!!!...y bueno ojala esas Margaritas tan especiales que nos dejaron momentos memorables en la vida, sean dichosas siempre!!!
gracias por el post... bello recordad leyendote!
saludos!

Anónimo dijo...

Que se puede esperar de una persona que esta bordeando las 4 decadas de vida.
Que siga borrando mensajes.

Vania B. dijo...

Lilyth: Es que hay personas que no merecen ni que uno se enoje, como que es desperdicio de energía.

Gilda: Gracias por pasar y comentar.

Escandalosa: Va un abrazo enorme de vuelta.

Sarita: Por lo menos ha tenido la delicadeza de volver, yo desaparecería sin dar explicaciones.

Anónimo de las Margaritas: Y pensar que esas Margaritas no se imaginan lo importantes que fueron en nuestras vidas.

Tigresa: Qué bueno que estés de vuelta. Ya te visité. Un abrazo!

Mundana: Gracias ché, ya me estaré pasando por tu boliche en unos minutos.

Anónimo: Por eso borré el comentario.

Ninoska: Así es, muchos hijos de mamás que trabajan hemos tenido la suerte de tener Margaritas en nuestras vidas.

Bolivianísimo: No se me enoje joven, mejor busque una brújula y encuéntrese.

rajemofrel dijo...

sirwiñaku.... esa palabra es tan interesante!!!
wau la historia de la margarita...
y asi es la vida, todo el mundo llega y se va...!!!
:D
saludos ...!!!
:D

LOCA!!.. como tu madre dijo...

Lo que dice la Escandalosa es cierto Cápsulita, siempre es bueno mantener el contacto, cuando era niña me cuidaba otra niña 3 años mayor que yo (que curioso no?), ahora volvió a su pueblo y siempre que nos llama se pone a llorar de emoción! (un amor), leí el relato y recordé que le prometí visitarla..Gracias!

Luna dijo...

jejej
pucha, te quedaste con la duda..
a ver si la encontras de nuevo!

=)

Rafu dijo...

hehehe "lazarse al éxito" por acá también dicen asi algunos pelaos.

Che me gustó mucho el texto, en especial el comienzo.

La deshojaron nomás a la margarita.

Abrazos.

No quería dejar de pasar por tu blog, hoy, q todavía es 16 de julio...

;)

Cristibel dijo...

Buenísima la anécdota de la Margarita. ¿Cómo la dejaste ir? En fin, quizás te la encuentres en otra esquina. Extraño La Paz...

Vania B. dijo...

Majo: Todo el mundo viene y se va, pocos quedan.

Locuela: No seas ingrata, visitala!

Lunita: Ojalá la encuentre de nuevo, esta vez salgo de la duda.

Rafus: Gracias por acordarte del blog en el día de La Paz! Un abrazo.

Cristi: El sirwiñacu pudo más que mis lágrimas, así nomás es.

Un abrazo a todos!

Edu dijo...

Que lindo que escribes Vani, no me canso de decirlo

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