Cuando era niña no había facebook. Es más, las computadoras se veían solamente en películas de ciencia-ficción y eran unas máquinas que lo sabían todo y tenían el tamaño de una peta Volkswagen. En la tele la programación para niños era limitada y en blanco y negro, así que con este panorama no quedaba otra que usar la imaginación.
Una de las cosas que las niñas hacíamos para entretenernos era comprar cuadernos en espiral de un tamaño mediano, los adornábamos con chuchería y media y los entregábamos a nuestras amigas y conocidas para que garabateen alguna “dedicatoria” con dibujitos colorinchis. Lo chistoso era que las dedicatorias eran casi siempre las mismas, lo único que variaba era el tipo de letra y la habilidad de cada una para adornar la página en cuestión con dibujos hechos con marcadores, colores y uno que otro “sticker”, que no eran tan fáciles de encontrar.
Aquí les dejo algunas de las “dedicatorias” más usadas y que a pesar de las décadas siguen en mi memoria:
Dos claveles en el agua no se pueden marchitar
Dos amigas que se quieren no se pueden olvidar
(Y que creen, me cuesta acordarme el apellido o el nombre de algunas de mis compañeras de básico, en especial de las que tenían algún apodo, así que ni claveles en el agua ni niños envueltos, los años son los años nomás).
Si el mar fuera leche y la tierra fuera arroz
Qué rico arroz con leche tomaríamos las dos
(Por favor, si alguien conoce al autor o la autora de estos versos, dele una patada en el trasero de mi parte. Gracias)
Cuenta cuenta las estrellas,
cuéntalas de dos en dos
y si te parecen muchas
mucho más te quiero yo
(Un poco más dulce la cosa y habríamos sucumbido en una epidemia de diabetes o de caries dentales).
Me gusta el mar
me gusta la brisa
pero más me gusta tu linda sonrisa
(Como siempre con mi memoria de perro para estas cosas, estaba cambiando las frases: "me gusta el mar, me gustan las olas"… pero como que nada que ver con sonrisa, sino con otra cosa que no teníamos para esas épocas).
Aquí va una de mis favoritas:
Nunca creas en los hombres
aunque los veas llorar
porque son de carne y hueso
como cualquier animal
(Se nota que no tomábamos en serio las frasesitas éstas, porque toditas o por lo menos un 99% caímos ante lágrimas y ruegos masculinos)
Más adelante, a finales de los ’80, cuando teníamos las hormonas revueltas, casi tan revueltas como nuestros peinados, ya no hacíamos los mentados cuadernitos de dedicatorias, sino SLAMS que eran unos cuadernos con todo tipo de preguntas, desde inocentes/pelotudas como “osea, ¿cuál es tu color favorito?” (favor leer en tono de adolescente fresa), hasta preguntas dizque íntimas y terriblemente comprometedoras como “osea, ¿quién te gusta del curso?”. Obviamente había Slams XXX, pero como la viveza en esos temas tardó mucho en llegarme (a veces creo que pasó de largo) recuerdo más los Slams tibios y no muy comprometedores.
En fin, la vida era más sencilla en esas épocas, pues no había “Días de la Amistad” “San Valentines” ni angelitos fritos, todos esos nobles sentimiento se celebraban el 21 de Septiembre, Día de la Primavera, del Estudiante, del Amor, la Amistad, Comadres, Me caes nomás bien y ramas anexas, cero complicaciones. Además que la mayoría de las cosas eran “hágalo usted mismo”, así que si una quería hablarle a fulanito era frente a frente la cosa, no había formas "virtuales" de acercamiento.
Después de todo, esto de la tecnología es una gran cosa. Por ejemplo mañana, "Día de la Tarjeta", uno puede mandar mensajes por mail, chatear, o aunque sea mandar un SMS. Antes, en cambio, los más sufridos eran los chicos: los pobres tenían que tener un valor de acero, arriesgar la vida y el orgullo acercándosele a una minita y declararse con un "osea, ¿quieres ser mi chica?" para de paso esperar respuestas pelotudas en vivo y directo, cara a cara como: “o sea, lo voy a pensar”.