viernes, junio 29, 2012

SOBRE NOMBRES Y COLORES...


Y nosotros que creíamos que nunca más nos íbamos a preocupar por esto de poner nombres, y pasadita la mitad del año pasado (2011) nos enteramos de que tendríamos que bautizar a un nuevo pequeño.

Cada miembro de la familia tenía una propuesta diferente: Máximo era la propuesta de mimarido, quien una mañana se levantó con la idea de que nuestro retoño se tendría que llamar como Máximo Décimo Meridio (Gladiator), o sea con la idea de que el bebé tenía que ser tan macho machote que haría llorar a Chuck Norris. Su segunda propuesta era Francisco, por el nombre que le borraron a él cuando entró a primaria y porque quería ese nombre desde que iba a nacer el Sebas (hace doce años y pico). Miguel, la propuesta del Rodri, se inspiraba en Miguelito de Mafalda, un niño soñador y encantador. No era mala idea. Rafael, la propuesta del Sebas, obviamente por Rafael Nadal, uno de sus tenistas favoritos (su favorito es Djokovic). A mí me gustaba Bernardo, pero dado el abucheo que recibí inicialmente, cambiaba de idea cada semana: Rafa, Felipe, Maximiliano…

Finalmente cuando faltaba como mes y medio para el nacimiento del bebé decidimos que el nombre debería ser elegido por ¾ de las votaciones. Sí, en esta casa (a veces) somos democráticos.Ya habíamos decidido el segundo nombre: Esteban, y las propuestas finalistas eran: Francisco (propuesta de mimarido), yo propuse Bernardo, el Sebas quería Rafael y el Rodri no estaba muy decidido, así que él era el voto clave. Otro punto importante: el Sebas no quería por nada del mundo que el bebé se llame Francisco porque –según él- es nombre de comida (como los panchitos/hot dogs de la ciudad de los anillos). Pasaron los días, movimos nuestras fichas y logré convencer a los chicos que era mejor Bernardo que Francisco y se quedó con Bernardo por 3 votos contra 1 (cuento resumido porque en la realidad hubieron amagues de enfrentamientos de por medio).

Definitivamente no es fácil poner nombres a los hijos, y en un principio, cuando son chiquitos, es como si los nombres que les pones todavía no tuvieran forma; pero los vas nombrando, vas hilvanando sus nombres en tus conversaciones, te vas acostumbrando a tejer sus nombres entre palabras cariñosas, empiezas a visualizar su nombre y sus caritas, sus gestos y personalidades y de a poquito te parece que los nombres de tus hijos son los más hermosos porque nombran a los seres que más quieres en la vida. Hoy por hoy, Rodrigo, Sebastián y Bernardo me parecen los nombres (y las palabras) más hermos@s del mundo entero.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...