jueves, octubre 30, 2008

PERSECUCIÓN


El Raymundo me persigue.

Ayer he salido de mi trabajo y mey ido hasta la esquina de abajo para tomar el 933. Él por mi detrás había estado andando. "Hola" le he dicho. Callado se ha quedado como sonso. Me he cruzado al frente y justo el 933 había estado pasando. He subido tranquila y como tenía que hacer arreglar mi celu me he bajado en la Pérez. Cuando uno nomás me he dado la vuelta y lo he visto clarito al Raymundo bajando del 395 y corriendo se ha ido a ocultar detrás de un kiosko de las que venden cosas de cuero no ve? era él siempre! nadies más usa ese peinadito tan feo así como si le hubiera lamido una vaca, además con su chamarrita azul que no se quita ni para dormir, quién más va a ser pues.

Bueno, yo toda inocente me he entrado al Tigo y ahí un joven me lo ha arreglado mi celular. De rato en rato miraba a la puerta y nada... "se ha debido ir" he pensado.

Saliendo otra vez lo he visto al Raymundo hecho el que estaba hablando por celular. Me he asustado grave, es que cara de loco tiene no ve?. De susto mey subido a un minibús, no he mirado el número, no he escuchado al voceador, nada siempre, así nomás me he subido y he mirado atrás y el Raymundo se ha subido corriendo a otro minibús. He pensado que ya lo he despistado y me he bajado en la Max Paredes, tan lleno es no ve? y cuando me he parado un ratito en una esquina a ver qué minibús me llevaba a mi casa lo he visto otra vez entre la gente. No me ha visto, como sonso estaba caminando así como buscando, estirando su cuello. "Ahora sito" siempre he dicho, he corrido grave como si me estuviera persiguiendo el diablo y en una desas mi sombrero se ha cáido. Cuando un micro ha pasado y me lo ha pisado mi sombrero. Megritado y el pobre chofer ha frenado seco! He levantado mi sombrero y bien plano estaba, no sirve pues ahura para nada. Furiosa me he puesto y lo he empezado a buscar al Raymundo. "Ahora si que me vaescuchar" - he dicho y he empezado a caminar entre la gente y lo he visto frente a frente.

- Oyes!, porqué me persigues! - ledicho.
- Yo? cuándo, debes estar loca - me ha respondido el muy sinvergüenza
- Pero te estoy viendo! en la Pérez vos eras! estabas detrás del kiosko y después por mi detrás has venido en ese minibús blanco! - ley gritado grave.
- En la Pérez? wa! mi tocayo ha debido ser - me ha dicho todavía mentiroso cuernos.
- Ja! con tu chamarrita azul! vos eras! ahora por tu culpa mi sombrero me lo ha pisado el micro!

Callado se ha quedado. Yo de rabia hempezado a llorar grave y le tirado con mi sombrero así plano, un pan ch'amillo parecía.
...
...
- Ya Gumer, te lo voy a comprar otro sombrero - me ha dicho - ya no llores por favor, que wa decir la gente - diciendo.

Ayer parece que le han pagado su sueldo y me lo ha comprado un sombrero, bonito vieras, café de esos altitos no ve? esos que están de moda? lindo siempre.

Ahura no sé... dice que me va a esperar en la puerta del edificio. Por ahí vamos nomás a dar una vuelta, total, tiene cara de loco pero buenito parece.

viernes, octubre 24, 2008

PRE-ADOLESCENTE

R - Mamá, ahora que tengo once años ya no soy un niño?

V- No hijito ahora eres un pre-pre-pre-adolescente.

R - (con la mano derecha en el mentón, muy pensativo, como calculando) entonces...m... dentro de poco van a empezar mis "sueños mojados".

V - ¡Plop!

viernes, octubre 17, 2008

VECINOS DE RUTINA


Los vecinos no solamente son los que viven cerca de tu casa, hay también vecinos de rutina, aquellas personas a las que ves todos los días, aunque no las conozcas. En el camino de mi casa a la oficina (y viceversa), tengo a varios vecinos:


El loquito – Es un hombre cuarentón medio calvito con barba, totalmente harapiento que anda por la pista de los automóviles o por las aceras recogiendo chucherías y hablando solo. Lo interesante es que no siempre anda con la misma ropa. No tengo idea de lo que hace pero se lo ve con diferentes pantalones o chompas pero toda su ropa suele estar totalmente mugre y en harapos. A veces me imagino que tiene un ropero con ropa mugrosa guardada para cada día de la semana. Tiene cara de llamarse Waldo.


La señora de gafas oscuras - Debe tener como 50 o 60 años, es bastante gordita, siempre usa buzo deportivo y chompas de cuello tortuga e invariablemente gafas oscuras, no importa que el día esté nublado. Cuando voy tempranito al trabajo la veo acompañada de un niñito que parece tener la misma edad que mi Rodrigo. Hasta ahora no la he visto sonreír, así que si tuviera que pensar en un nombre para ella la llamaría Arcelia, pues me imagino que las mujeres que se llaman Arcelia son así medio grises, tristes, y la señora de las gafas me parece triste.


La vendedora de llauch’as- Las llauch’as son unas empanadas calientes de masa gruesa rellenas de muchísimo queso, ideales para las frías mañanas paceñas. Hay una chica que las vende en la esquina de la Pedro Salazar tempranito en la mañana, hasta eso de las nueve. Es jovencita y tiene ojos bonitos. Siempre está abrigadísima, con un gorro de lana, y una mantilla gruesa en los hombros, sentada en un banquito diminuto con una canasta llena de trapos y periódicos que mantienen las llauch’as a buena temperatura. Cuando la miro pienso que se llama Inés y que es irremediablemente soñadora.


El flaco de bigotes- Es un señor de unos cuarenta y tantos que de Lunes a Jueves va de traje y corbata y los viernes con chamarra de cuero. Es pálido, de bigotes y pelo castaño, no muy alto y de caminar rápido. Me lo imagino como Auditor de alguna empresa, de esos señores apegados totalmente a la rutina, bastante disciplinados, que no hace chistes pero es agradable. Tiene cara de llamarse Roberto, René o algún nombre que empiece con R.


La Case – Es la señora que tiene el puesto de dulces cerca del Café Beirut de la Belisario Salinas. Llega tempranito y saca su puesto “móvil” de un callejón con reja que hay al lado de ese Café. Todas las mañanas de Dios ordena sus dulces, galletas, refrescos, instala su teléfono público que alguna vez debió ser blanco y se sienta en su banquito durante el resto del día hasta las seis y media de la tarde, hora en la que recoge su puesto y pacientemente vuelve a guardarlo de donde lo sacó. Soy su “casera” porque soy adicta a los chocolates y ramas anexas, así que siempre nos saludamos con un “buen día Case” o un “hola case”. No sé su nombre. Ella tampoco el mío. Le voy a preguntar cuando salga de la ofi.


Los de la tienda – Frente a mi edificio hay una tienda de barrio, bueno, hay dos, pero sólo en una de ellas venden chocolates “El Ceibo” (mis favoritos). En la mañana atiende un señor de unos sesenta años, de ojos claros, canoso, medio calvito y muy amable. Cuando entro a la tienda siempre me saluda con un “cómo está señorita, ha venido por su dosis?” (por lo de los chocolates). Por la tarde atienden sus hijas. Una de ellas tiene una bebé crespa y con ojos de estrella que tiene poquito más de un año a la que da ganas de pellizcar el cachete.


El perro con polera – A la hora en que salgo de la oficina hay un perro que ronda por ahí husmeando en los basureros. Es de un color oscuro pero indefinido y usa una polera camuflada. Por la polera, me imagino que se llama Rambo o Sansón, un nombre así medio feo que yo no le pondría a mi perro a menos que quiera que sea un perro crápula.


Hay muchas otras personas, como la señora que vende fruta en la esquina de la Pedro Salazar, los guardias de los cafés que hay por la Plaza Abaroa, las otras dulceras y vendedoras, o una gordita que cuando estamos a pocos minutos de las 8:30 de la mañana pasa corriendo a cien por hora por la 20 de Octubre, desafiando a ley de la gravedad con unos tacones de aguja.

lunes, octubre 06, 2008

DE BRUJAS Y OTROS CUENTOS


Cada que es Luna Nueva, las brujas nos reunimos en torno a la hoguera.

Mientras calentamos nuestras manos en el fuego, empezamos una fraternal charla casi sin secretos: reímos hasta que se nos invierte la mandíbula, lloramos un poco y por poco tiempo nos convertimos en mujeres comunes y silvestres.

Cuando es la hora, cada una toma su escoba, recoge su largo y negro traje del perchero y se convierte nuevamente en bruja.

Total, las heroínas de cuentos de hada ya pasaron de moda.


jueves, octubre 02, 2008

AMOR NARCÓTICO



Mi Sebas anunció su existencia transformándome en un ser sumamente llorón y más antojadizo de lo común. Todo me conmovía hasta las lágrimas, como cuando vi “Ever After” con Drew Barrimore; lloré a moco tendido de principio a fin, como si estuviera viendo la película más triste del mundo. Los antojos llegaron al mismo tiempo. Una noche, a las diez, me vi haciendo cocer lentejas en una olla a presión porque no podía concentrarme, ni dormir sin haberlas comido.


Los nueve meses pasaron rápido, más que nada porque había muchos cambios. Por fin cerré un ciclo en mi vida (defendí mi Tesis) y me fui a vivir a una nueva ciudad donde yo era invisible y donde todo era nuevo: los olores, las personas, la forma de vivir. No era lo mismo vivir en una ciudad donde los microbios mueren por falta de oxígeno, donde las cosas conservan su estado natural por efecto de la sequedad del ambiente y el frío que hace todo el año, donde como máximo se ven hormigas y moscas; a vivir en una ciudad verde, húmeda, donde la naturaleza ha sido generosa y por ende, microbios, humedades, bichos y calor viven chochos de la vida.


La época en que mi Sebas vino al mundo, la ciudad de los anillos sonaba a Chichi Peralta con su “Procura” y su “Amor narcótico”. Todo me parecía inusualmente alegre, mágico, verde, colorido, caluroso.


De lloronoa me queda poco; de antojadiza un poco más. Lo que sí queda y hasta el final de mis días es ese “amor narcótico”, ese querer con fuerza inexplicable, ese amor que “me vive” cuando miro sus ojitos con pestañas revueltas, cuando mi negrito está alegre, cuando lo apapacho.


¡Feliz cumpleaños mi Negrito!







chichi peralta - procura -
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...