miércoles, marzo 26, 2008

KAREN


Hay personas que nacen tristes sin que nada pueda alegrar su alma. Creo que Karen era una de ellas, por eso se fue extinguiendo de a poquito como la luz de una vela, hasta desaparecer.

La imagen que tengo de ella es siempre con la mirada taciturna, la melena café y un vestido al estilo de los años '70's: largo y con encajes que - me pongo a pensar ahora - disimulaban su excesiva delgadez. Tenía una de las voces más hermosas y al escucharla transmitía una melancolía única.

Dicen que esa mañana su madre la oyó en la cocina de su casa. Minutos después entró y la halló inconsciente en el piso. Karen Anne Carpenter murió a los 32 años a consecuencia de una anorexia nerviosa.

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jueves, marzo 20, 2008

JIMBO

Eran vísperas de Navidad y en una esquina había un hombre vendiendo cachorritos. El Rodri se enamoró de un chapi blanco hermoso, y el cholicorazónblando casi lo compra. Ahí es donde aparece la bruja malvada de la película que resulta ser la mamá del Rodri y la esposa del cholicorazónblando. La bruja en cuestión se negó rotundamente a tener ningún tipo de mascota, pues el trabajito que le daban los dos piojos a su cargo le parecía suficiente. El Rodri armó tal despelote que tuvieron que arrastrarlo para separarlo del perrito. Lloró toda la tarde, así que tuvieron que prometerle que le regalarían un perrito cuando cumpliera seis años. Naranjas. A los seis años el Rodri y su hermano morenito de cuatro años no tenían mascota. Les ponían nombre a las lagartijas que correteaban por las paredes de la galería de la casa. Todas las lagartijas se llamaban Charly: las oscuritas eran del Sebas (el hermano morenito) y las claritas del Rodri. A veces les ponían nombre también a algunos caracolitos que caminaban por las paredes después de la lluvia.

Los años pasaron hasta que en la última Navidad - cuando habían dejado la ciudad verde y circular donde vivían- a la bruja se le ablandó súbitamente el corazón. Junto al cholicorazónblando compraron un cachorrito. El Cholicorazónblando lo llamó Jimbo, le pusieron un moño dorado como su pelaje, y luego de que los niños habían abierto todos sus regalos navideños el Jimbo hizo su entrada triunfal. La sorpresa y la felicidad de los chicos al ver al Jimbo fue tan especial que tan bellos sentimientos fueron guardados por la bruja ya no tan malvada en la cajita donde se guardan los momentos más felices.


viernes, marzo 14, 2008

EL ILUSIONISTA

Las carátulas de los cuadernos del Rodri tienen vida propia. Ninguna es igual a la otra y todas, pero todas tienen una historia que contar. El dibujo, por ejemplo, representa a un campeón enmascarado de lucha libre que se sabe todas, pero todas las artes marciales, desde el Aikido hasta el Capoeira. Se llama el Ilusionista porque rompe las leyes de la lógica con su lucha, eliminando a sus oponentes en un dos por tres.

El año pasado, en Ciencias Naturales la carátula de su carpeta tenía un dibujo de una semilla que estaba debajo de la tierra con una cara triste y pensando "¿qué voy a ser cuando sea grande?".

*Por buscar este dibujito llegué a la office casi a las 3:20!!!!! así que disfrútenlo.

Me encantan sus dibujos, y si bien no es un gran dibujante, sus figuras son muy expresivas.

No tengo idea de lo que dibujan en sus carátulas otros niños de su edad, pero por ejemplo mi Sebas tiene unas carátulas bien "ad hoc", bastante prolijas, con un dibujo que puede ser de un lápiz y un cuaderno, o de un paisaje con dos árboles a los lados que dan el espacio suficiente para poner sus datos.

Y bueno, la vida me regaló dos seres de luz completamente diferentes: si uno es Norte, el otro es Sur, si uno vive en las nubes, el otro tiene los pies bien firmes en tierra.

lunes, marzo 10, 2008

EL PARQUEO

Don Daniel debe tener como sesenta y cinco a setenta años, tiene algunos dientes (otros no), el pelo blanco siempre bien recortado y una gorra color sepia (originalmente ha debido ser café o roja) que no se saca nunca, haga sol, llueva, sea de noche o de día. Es el cuidador del parqueo donde dejo el auto.

Vive en un cuartito en el mismo parqueo. Desde tempranito está barriendo la calle, lavando autos, o en largas charlas con una cholita viejiiita que se sienta en un banquito de madera al lado de la mesa donde él tiene sus "fichas" de control, cerca de la ventana del cuarto donde está el reloj marca tarjetas con el que controla el tiempo de parqueo.

Algunas veces charlamos un poco, y por lo general cuando salgo del parqueo me recomienda que guarde bien mis llaves, que agarre bien mi cartera, que no vuelva muy tarde y que si mi choli (léase esposo) va a recoger el auto, que le avise, porque él no debería dejar que "naties shempre" se lleve el auto, sólo yo.

Otro personaje del parqueo es el Andrés, hijo de Don Daniel. El Andrés también lava autos y es un as del volante, pues cuando el parqueo se llena, acomoda los autos metiéndolos en los recovecos más estrechos con pocas maniobras. Siempre está sonriente con su gorro azul de lana y sus ojos achinados como ojales.

El ingreso al parqueo es una pendiente de 45 grados. Le tenía mucho miedo, sobre todo al salir, pues quedarme en medio de la pendiente era nomás para poner el freno de mano, bajarme y llamar al Andrés para que me de una mano o si no, me abandonaba en neutro hasta llegar otra vez a lo plano, le pedía a Don Daniel que me de el visto bueno desde la calle y de un solo impulso sacaba el auto hasta afuera. El otro día en medio camino se me atravesaron dos viejitas que caminaban a paso tortuga en la calle, así que me tuve que quedar en medio camino y lo peor es que otro auto detrás mío estaba ya en la pendiente. Lo primero que hice fue abrir la ventana y llamar al Andrés para que me auxilie, pero nada, no me escuchaba. Así que tomé la decisión: partir en tremenda subida como me había enseñado el choli: soltar poquito a poco el embrague, apretar el acelerador hasta llegar al "punto cero" y partir. ¡Lo logré!!!! No podía creer, salí del parqueo con una cara de alegría que me duró unas cuadras. Me imaginaba a la gente que se me cruzaba pensando "y esta bolas, de qué sonríe" y me daba más risa.

En las charlas con Don Daniel, hay una historia que me ha contado como tres o cuatro veces, pero me encanta la forma cómo lo cuenta en su aymara-ñol:

" Señorita, te via contar, no pas tejar el auto en la calle nunnnnca shempre, bien pelegroso es. El señor del este auto torato teniaba una vagoneta lendo, sos llantas herrrrmossso no así - vas descolpar- no así homildes como tos llantitas, no, bien lendo cruesso, crande sos llantas. Una noche por Achomani se habiá dejado so auto en la calle. A la metia hora se habiá recresado y habiá escochado on ruido k'aj-k'aj. Sebiá cercato y tos hompres se estaban sacando sos llantas. El señor se habiá querido gritar cuanto ono nomás ono de los hompres habiá sacado so revolver y "calladito carajo" lebiá dicho. El otro como sonso nomás sebiá tenido que merar, calladito como se sacaban sos llantitas y en on taxi se lo habián subido sos llantas y ch'an lesto sebián desparecido. Ahura lloranto está el señor, ves? por tejarse en la calle, ahura nuay garantías pues señorita, crave está. Aquí to autito securo está nove?".

miércoles, marzo 05, 2008

LOS DINOSAURIOS KARATECAS

En la época en que yo estaba en colegio, no recuerdo que nos hayan pedido que escribamos historias, cuentos ni nada. Todo era copiar y memorizar.

Esta generación, bombardeada de información gracias a la tele (especialmente el TV cable) y el internet, tiene más facilidad de crear cuentos, claro que por lo general son una mezcla de todo lo que ven/oyen. Lo bueno es que se los pidan, que no dejen a su imaginación durmiendo el sueño de los justos.

Me propuse guardar los cuentos y dibujos (lo que más me gusten) en esta Cápsula del Tiempo. Aquí va un cuento que el Sebas escribió la anterior semana. Lo voy a transcribir con algunas correcciones de gramática.

LOS DINOSAURIOS KARATECAS

Autor: Sebastián Aguirre

Había una vez, en la era prehistórica, unos dinosaurios tranquilos. Unos días después un maestro de Karate llegó de una máquina del tiempo.

En un año, cuatro meses, cinco semanas, un día y trece horas los dinosaurios ya fueron maestros de karate. Podían vencer a cualquier tipo de humano o dinosaurio, hasta luchadores profesionales. Los dinosaurios practicaban karate todos los días. Ya que practicaron podían vencer a su maestro.

Luego los dinosaurios ya no podían hacer karate.

Los dinosaurios tuviern que empezar de nuevo, y tardaron dos años, cinco meses, seis semanas, dos días y catorce horas.

Un año después, el meteorito caía y ya que los dinosaurios eran karatekas, ellos solos destruyeron al meteorito. Los dinosaurios, antes de morir, enseñaron a sus hijos karate.

Luego, el maestro de karate volvió al 2008 y vio que los dinosaurios sobrevivieron y nadie se asustó de que los dinosaurios sigan vivos, y así los dinosaurios enseñaron karate a los que no saben hasta el año 2,345.

Fin
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