martes, julio 31, 2007

¡10 AÑOS!

Amor mío:
Todavía no han inventado una palabra para decir todo lo que siento por vos, por eso lo único que puedo decirte es que eres el regalo más hermoso que me ha dado Dios y cada día le agradezco que existas.
Seguí siendo un ser de luz tan único como eres.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS MI RODRI!

miércoles, julio 25, 2007

CRONICAS II: LA GULA DE LOS AGUIRRE

Cochabamba como siempre, con su clima ideal. Pese a que estamos en pleno invierno en el sur del continente, el frío en esta ciudad es bastante más soportable que los surazos cruceños y que los fríos paceños con escarcha incluida.

Lo primero que uno hace al llegar a Cochabamba, así haya llegado en burro y muerto del cansancio: comer algo delicioso en cualquier lugar de la ciudad. La elección unánime fue un “Pique a lo Macho” del Tunari, un restaurante en pleno Prado cochabambino. Un breve paréntesis: cuando yo era chica y hasta que tenía como 9 o 10 años, pensé que ese delicioso plato se llamaba “Pícaro Macho”, cosa que les dará una idea de mi capacidad auditiva hasta el día de hoy. En fin. Conociendo que las porciones en Cochabamba son mega-porciones en cualquier otro lugar del planeta, pedimos tres platos de Pique tradicional para los 6 comensales (3 adultos y 3 niños). Nos los trajeron – como siempre - no en platos, sino en una especie de bandejas, con un pique espectacular. Comimos hasta cansarnos y nos fuimos a dar una vueltita al Prado, unos heladitos y al sobre.

Al día siguiente mi choli daba clases temprano. No tomó un buen desayuno porque sus alumnos tienen la costumbre de invitarle un “platito de media mañana”, y como mi choli nunca se corre, prefiere irse prácticamente sin desayunar para tener espacio para la delicia correspondiente.

Nosotros: Rodri, Sebas, prima Ale, Sami y yo nos fuimos a la Terminal de Buses, pues mi prima tenía que irse a La Paz esa misma noche. Bajando del minibús mis enanos estaban medio indispuestos, cosa que empeoró cuando íbamos de camino a encontrarnos con mi Choli para almorzar… primero tuvimos que parar el Taxi porque mi Sebas estaba superindispuesto, y al llegar al Prado, mi Rodri. Como ya era la una de la tarde, nos desanimamos de comer unos chicharrones que nos habían recomendado en el Km 8 a Sacaba, pues –según nos dijeron - a esa hora la cola era inmensa. Con tan bello motivo nos fuimos a los clásicos chicharrones de la Pola.

Los chicharrones de la Pola son legendarios. El boliche no es la gran cosa, es más, no creo que pase las normas internacionales de calidad ISO, pero eso a nadie le importa en realidad. Llegas, compras una ficha y buscas una mesa. Te sientas y tienes que “atrapar” al mozo para que te traiga los chicharrones. Mientras tanto, un chiquillo de gorra roja está pajareando en vez de traerte las bebidas, pero a la quinta vez que le haces señas te atiende. El mesero te trae una sabrosa llajwa y luego los famosos platos de chicharrón, sin cubiertos ni servilletas a menos que estés dispuesto a dejar huérfano tu plato y esperar como 10 minutos adicionales a que te traigan los cubiertos. No gracias.

Como mi Sebas seguía indispuesto, le apartamos un plato solo con papa (qué buenos padres que somos no?) y nosotros nos lanzamos al ataque de los chicharrones que saben a gloria con llajwa y un kleenex para limpiarse las manos y la nariz (gracias al efecto de la llajwa y a la escasez de servilletas). Como seguramente comíamos con un gusto único, mi Sebas se animó a probar el chanchito y oh sorpresa, ni se acordó de su indisposición y comió como si fuera la última vez. Tanto le gustó el chicharrón que –según mi negrito – ese chicharrón cura cualquier indisposición, además que un rato de esos hizo caer el último pedazo de carne que había en su plato, y al ver que tenía la intención de recogerlo se produjo el siguiente diálogo:

V- Sebas! no levantes ese pedazo de carne, tomá este otro

S- No se cayó al suelo mamá, se cayó en mi zapato

V- No seas cerdo hijito, has vomitado en tu zapato

S- No era en este zapato mamá era en el otro.


(No comió el pedazo del zapato por si acaso).

Al día siguiente, desayunamos “Menudito” en el Sucremanta, otra vez en El Prado. Este plato chuquisaqueño consta de una sopa bien aliñada, mote, carne de vaca en trocitos o molida, carne de cerdo en pedacitos, perejil y cebollín y un ingrediente clave: un chorrito de limón, todo esto en un plato de barro y acompañado con un gustoso pan. Los chicos desayunaron sándwich de chorizo. No pudimos ir al Cristo de la Concordia, pues el teleférico estaba en mantenimiento, así que fuimos a vueltear por todo lado en Taxi. Almorzamos algo “liviano” (Hamburguesas Tuesday) y a descansar hasta la tardecita.

Lunes P.M. nos fuimos a visitar a unos amigos y a tomar heladitos con unas empenaditas “Wistu Picus” que sirvieron como cena, y a las 12 de la noche una Pizza.

El martes a primera hora: a la ínclita ciudad del Illimani casi rodando por tanto comer.

lunes, julio 23, 2007

CRÓNICAS I: A LA LLAJTA EN FLOTA

Aprovechando que mi choli (léase esposo) daba clases en la U de San Simón el fin de semana, nos lanzamos a la hermosa llajta mis conejos, mi prima Ale, mi sobrina Sami (que estaban de visita en Santa Pué) y yo.

Era la segunda vez que mis hijos viajaban en flota. La primera fue de Antofagasta a Iquique (en Chile) donde las flotas son un poco diferentes: el chofer y el asistente usan camisa y corbata impecables, y el asistente hace sus rondas ofreciendo frazadas y almohadas para la comodidad de los viajeros. Nadie sube al bus ofreciendo comida y todo parece normado por la ISO 9000.

La noche anterior al viaje, me quedé hasta las 10:30 de la noche en la oficina para dejar todo en orden, llevé hamburguesas a la casa, nos dimos un buen baño los 3 y nos vestimos para el viaje del día siguiente; lo único que faltaba eran los zapatos, pues conociendo a mi ganado nadie iba a vestirse ni bañarse de buena gana a las 6 de la mañana y yo no quería estrenar el día gritando como sargento. La mañana siguiente, los chicos y la Sami tomaron una leche chocolatada, mi prima Ale y yo un té y todos a una pastillita antimareos (gravol) pues el viajecito que nos esperaba era de 10 horas.

La Terminal de buses parecía un hormiguero porque hacía dos días que habían cesado los bloqueos en el norte cruceño y la gente quería aprovechar la semana que los chicos estaban de vacaciones.

La flota Bolívar partió a las 7:30 de la mañana. Mis enanos chochos de la vida, querían comer todo lo que subían a vender a la flota, pero el gravol hizo su efecto y cayeron al llegar a Warnes. Yo ni qué decir, con lo agotada que estaba perdí el conocimiento al tiro, hasta que a los de la flota se les ocurrió poner una película de artes marciales traducida al español a volumen 30…"Nosh han robado el Buda de marffil… el pueblo caerá en deshgrazia shi no rescatais al ídolo…” y una serie de sacadas de mugre con efectos especiales hasta que la película se arruinó (por suerte). Yo tranquila me dormí hasta que en Montero subieron unas niñas a vender mandarina ofreciendo la mercancía a grito pelado. Pasamos Montero y al asistente de la flota se le ocurrió poner el DVD de “Titanic”. Merde. Me desperté aterrorizada por la canción a volumen 50: ñaaa aaaaaa ñaaAAAAAAA ñaAAAAAA!!!!! Casi me quedo sorda juro, así que bajé a rogarle al asistente que baje por piedad el volumen.

Por suerte me llevé el libro de cuentos de Eduardo Alvarez así que leía uno y me dormía un tanto. Mis enanos unos santos varones, charlaban, jugaban, dormían. La prima Ale y la Sami (que es de la edad del Sebas) unas expertas viajeras.

Paramos en Villa Tunari justo a tiempo, pues mi Sebas ya no daba más por entrar al baño. Luego - como era hora de almuerzo- pedimos medio desconfiando unos sándwiches de Pavita en un pequeño Snack, pero estaban tan deliciosos que comimos a dos por nuca. Después otra vez a la flota. Pusieron Garfield 2 y otra de unos animalitos odiosos, pero bastante soportables a comparación de una vez (hace aaaños) que viajé de La Paz a Cochabamba escuchando durante 6 horas seguidas un cassete con los éxitos de Ruddy La Escala (por eso lo odio al pobre).

A mi compañero de asiento ni lo sentí pues se la pasó durmiendo y leyendo casi todo el camino, pero al llegar a Sacaba una llamada del choli a mi celular que suena como alarma anti incendios lo dejó confundido pues intentó pararse de un salto y como era alto se golpeó la cabeza, buscó su celular con una cara de conejo recién nacido alucinante, lo contestó y luego se dio cuenta que el que sonaba era mi celular jeje.

Bajamos antes de llegar a la terminal a las cinco de la tarde y nos fuimos en un taxi chochos de la vida, especialmente mis conejos y yo pues íbamos a ver a mi querido choli después de tres semanas. Además, ya estábamos alistando nuestros estómagos para comer como Dios manda en la Llajta: la ciudad de Bolivia donde se come más rico.

jueves, julio 12, 2007

MI CHUQUIAGO MARKA

ILLIMANI, ají de fideo con perejil cortado finito, chairo con chicharroncitos, CERVEZA PACEÑA y cacho, cielo azul sin nubes en invierno, llauch'as, fricasé con Papaya Salvietti y MARRAQUETA crocante, salteñas de La Paceña, cafesito caliente en el Stadium Hernando Siles con el traste y las piernas heladas, MENTISÁN, jugo supervitamínico, tesito en jarro con pan sarnita y queso collana, la Jaén, El Prado, humintas con café, chak'e de trigo, ají de chuño de la Maricucha o de mi abuela Bertha, escarcha y granizo, las hormiguitas calentándose al borde del termo de agua caliente, CUECA, morenada, caporales, y un sinfin de ritmos y bailes, la tiendita de la esquina, el alcalde jardinero, ALASITAS, San Juan con fogata y té con té, las cebras y los puntos, desfile de Teas con sucumbé, pasank'alla, mandarina y maní en Semana Santa y Corpus Cristi, los p'ajpakus, Picana de Nochebuena, las subidas y bajadas de montaña rusa, casitas colgando de los cerros y desafiando la gravedad, las estrellas en el suelo que se ven desde la Ceja de El Alto, el PAPIRRI, los miradores (sinT. Bueno los con T también), el pepino carnavalero y pandillero con voz de pinquillo, las milluchadas, la forma caótica y alucinante de la ciudad, minibús a 1Bs. , la mística de la noche paceña, Don Jaime Sáenz y el Viscarrita, sandwich de chola de Las Cholas, el viento frío con olor a tierra mojada, el Lago Titicaca y su azul majestuoso, la Cumbre, Los Yungas, Sorata...

Ya sé que faltan todavía cuatro días, pero igual...

¡¡¡FELICIDADES LA PAZ!!!!

Contribución de Daniel Gerardo (de la TropaBol) a mi mail:

Los anticuchos de la Marthita, el CONEJO RICKY, el BOLÍVAR, el STRONGEST, el YAAAAAAAAAA, el "nove?", el "ya pues", Laikakota, Don Pedrito Domingo Murillo, el soldado desconocido, Choqueyapu (aunque sea oloroso), api con pastel, marraqueta con papaya salvietti y platanito, el Monje Campero, la fuente de El Prado, el "Quinto" (Shopping Quinto Centenario), los sandwiches de Chola en el Estado Mayor, el reloj de la Pérez, el Merlan.


Contribución de Anita Von Bergen

La cercanía que uno siente de poder tocar el cielo, la nieve por el Chacaltaya, el frío en la sombra y el calor en el sol, la pasarelas, la bajada desde el aeropuerto: es como si uno nunca llegara a su destino, los paisajes, la isla del sol, COPACABANA, los paseos en barquitos por el lago Titicaca, San Miguel un sábado en la tarde, FORUM, comer trucha en el lago Tititcaca, los Hot Dogs de San Miguel, La Chiwiña, el Shopping Sur, el Shopping Norte, el Ketal, el ZAT, el Gava Market, el Teatro al aire libre, el Puente de las Américas...

Ocurrencias de último momento:

Las Velas, el GRILLO, LOUKASS, el Teatro Municipal, Luis Rico y su banda (aunque el Luis Rico no sea paceño de nacimiento, creo que ya lo hemos adoptado), el GRAN PODER con su Jesús incluido, el SOCA, el Equinoccio, los voceadores de los minibuses, OCTAVIA, el Miamicito y la Uyustus, la Eloy Salmón, ... miércoles, este post no va a acabar nunca parece.

lunes, julio 09, 2007

MENTISÁN





En la casa del boliviano promedio pueden faltar muchas cosas menos el MENTISÁN. Si hay un remedio maravilloso que cura resfriados, enfriamientos, catarros, heridas, contusiones y quemaduras leves, labios rajados, dolores reumáticos, dolores de cabeza y hasta gusanera es ese que viene en envase verde con un sol tiawanakota dentro de un rombito rojo.

Cuando nos resfriábamos mi mamá preparaba toda una ceremonia:

  1. Papel periódico
  2. Plancha caliente
  3. Aguja para hacer huequitos en el papel periódico.
  4. MENTISÁN
  5. Pedazo de tela para envolvernos como momias
  6. Pijama más caliente y chompita para que estemos superabrigados.

Luego de calentarse las manos con el MENTISÁN, procedía a friccionarnos el pecho y la espalda hasta sacarnos chispas, y una toda vapuleada iba sintiendo como el calor entraba al cuerpo con ese aroma a menta y eucalipto delicioso que ya era propio de los meses fríos y de los inviernos paceños. Luego de habernos amasado con todas sus fuerzas con MENTISÁN por supuesto, nos ponía encima una hoja de periódico calentado con plancha y agujereado. Claro que la plancha no estaba tan caliente, pues sino no tendríamos las noticias de ese día en el pecho durante una semana. El secreto era darle al papel periódico una temperatura ideal que permitía que el efecto del MENTISÁN se mantenga. El siguiente paso era envolvernos con una tela especial - preferiblemente negra – abrigarnos con el pijama más caliente que tengamos, una chompa o chaleco para, insisto, mantener el calor. Un poco de Mentisán en la nariz y en los labios y directo al sobre hasta el día siguiente. Al dormir me se sentía como una niña de hojalata por cómo sonaba el papel cada vez que me movía, pero en la mañanita estaba radiante pero oliendo a MENTISÁN por todos los poros de mi cuerpo.

Ya en mi papel de mamá, el famoso MENTISÁN es muy importante en la casa. Así no vivamos más en la ciudad de Illimani, cuando vuelca Sur en Santa Cruz hay que recurrir nomás a esos remedios caseros que más que aliviar las dolencias por sus grandes componentes medicinales, lo hacen por cómo se aplican, pues se quiera o no una lo hace con el famoso ungüento más una dosis enorme de cariño que curaría cualquier cosa. Me fascina la cara de mi Sebas cuando unto con MENTISÁN las pequeñas raspaduras que se hizo jugando fútbol, o cuando le doy una friccionada con MENTISÁN a mi Rodri en la parte de atrás del cuello donde, según él, están sus amígdalas para que ya no le molesten más (a ratos es medio hipocondriaquito).

Lo interesante es que el Mentisán ha cruzado nuestras fronteras, no solamente por las exportaciones del Laboratrio que fabrica este ungüento, sino de la mano de los millones de bolivianos que viven en el exterior buscando mejores días. Me comentaba una amiga que trabaja en una oficina de envíos que una de las cosas que más se manda por encomienda es MENTISÁN. Ya me imagino que a parte de ser un ungüento tan práctico debe llevar en la latita (o en el envase verde nuevo) el olor a hogar, olor a viento de montañas, a sures con chilchi, y sobretodo a manos de madre curando heridas, raspaduras y todo tipo de dolencias, incluyendo nostalgias del corazón.

martes, julio 03, 2007

HOMBRE DE FAMILIA


Vamos con el argumento: Jack (Nicolas Cage) es el presidente de una firma de Wall Street en Nueva York: ha logrado el éxito profesional, no solo por que usa los trajes más finos ni tiene las mujeres que le da la gana y un Ferrari alucinante, sino porque lo que hace le gusta, y lo hace con gusto. La mañana siguiente a la noche de Navidad despierta en una nueva realidad: una casa en un barrio de los suburbios en Nueva Jersey, al lado de Kate, su antigua novia, y con una vida totalmente opuesta a la suya: esposa, dos hijos pequeños, un perro enorme, un laburo que sólo le permite ganar lo suficiente para vivir modestamente y pagar la hipoteca de su casa y un grupo de amigos buena onda en similar situación. Su vida anterior: se esfumó.

Ya me imagino ese cambio de vida, es como si yo apareciera soltera, choca, 90-60-90, con mi ombligo en su lugar original, con una agenda llena de viajes alrededor del mundo y bueno, ahorita no se me ocurre más.

La idea es que, como en toda película yankee, el galán se enamora nuevamente de Kate y aunque le cuesta horrores acostumbrarse a su nueva vida - tiene que aprender a cambiar pañales, pasear al perro en un frío de muerte, bancarse a sus suegros y una serie de cosas – acepta plenamente su nueva vida. En ese momento (en el que se siente realmente feliz): zas! aparece de nuevo soltero sin compromisos y con una mujerona estilo modelo de Victoria’s Secret tocando su timbre; pero nada de eso le parece suficiente pues (en teoría) su vida como hombre de familia le llenó el espíritu.

El argumento no es la gran cosa, es más -según mi humilde opinión- es un argumento típico de los lagrimones románticos de Hollywood, pero entretiene. Me dormí pensando en si es tan malo ser asquerosamente exitoso, o si el tener una familia, hijos y un perro te garantizan la felicidad. Bueno, es obvio que ni una cosa ni la otra.

Creo que dormí pensando en este tema y como a las cuatro de la madrugada, gracias a un codazo en el pecho que recibí de mi Sebitas sieteañero, k’asa ventana (chimuelo) y futbolista que durmió conmigo, me desperté y una frase estaba dando vueltas en mi cabeza. La anoté en un papelito y es la siguiente:

“La felicidad está hecha de los pequeños momentos en que agradecemos profundamente estar vivos”.

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